jueves, 26 de marzo de 2009

Una hojita caida en verano



Ella me escribe porque ha leído un cuento mío en una revista por internet, leyó un relato largo que titulé:
“Tardes de Otoño” (http://www.letralia.com/103/letras12.htm), que trataba sobre un hombre mayor enamorándose de una adolescente miraflorina.
Ella es colombiana, tiene veintiún años y también escribe cuentos y poesía como yo. Ella se llama Fabia y le gusta las flores primaverales que nacen de su jardín en aquella casa verde de tres pisos donde vive desde que nació. Me cuenta que durante las tardes en Cali se puede oír el ruido del viento chocando con las mejillas y si se tiene paciencia se puede escuchar el sonido de los niños riéndose por toda la ciudad.

Me explica que hace cinco años escribe y lo comenzó a hacer cuando se enamoró por primera vez, fue de un tipo que le doblaba la edad y que era abogado, un abogado demasiado honesto para tener éxito y también demasiado conciente para poder amar a una chiquilla de dieciséis años. Prosigue contándome su idilio y mientras lo hace yo voy entendiendo del porqué del mail y eso lo confirmo cuando ella me escribe “No pensé que alguien a quien no conozco escribiera sobre mí sin querer hacerlo”. Me confiesa que cuando leyó mi cuento lloró en alguna de sus líneas y por un momento volvió a ser esa chiquilla tan ingenua y tan llena de vida que pudo enamorarse al extremo de querer morir por un ratito. Entonces prosigue el mail contándome más de ella, confirmándome lo que pensé cuando me puse a leer esa carta, y eso era que de seguro era una chica que vivía en el caos, no sé porqué pero siempre me ha dado gran curiosidad las mujeres así, prefiero a aquellas que tengan una mirada desviada hacia la nada a que me miren todo el tiempo a los ojos, y que sus cabellos sean un desorden y que nunca usen maquillaje, entonces pienso que realmente soy un admirador de las mujeres que son un desastre.
Me dice que si le contesto me contaría más sobre ella. Termina el mail diciéndome que desde ahora seria una admiradora ferviente y que por favor le mandara siempre mis historias para ver si así se tropieza con algún otro recuerdo y por fin tener una excusa para volver a llorar. Luego me manda un beso a la distancia y se despide.

Cuando termino de leerlo por segunda vez, le respondo lo agradable que es tener una admiradora a la distancia, por no decir que quizás sea la única que tendré en toda mi vida. Le comento que ese cuento es de hace casi cuatro años y que empecé mi faena literaria a los catorce años cuando también me enamoré por primera vez, luego le comento que los amores primeros y conflictivos son un aliciente ideal para empezar una carrera de vagabundo de las letras, entonces le hago muchas preguntas y le pido por favor que me enviara algo que ella haya escrito, luego de eso marco la opción de enviar y me voy a casa.
Al día siguiente empezando el trabajo, abro mi correo y encuentro la respuesta de Fabia, empiezo a leer en silencio, mientras conozco más de ella con esa letra salida de sus dedos. Contesta todas mis preguntas en orden; No le gusta los veranos a pesar de lo muy colombiana que se siente, la salsa es su segundo caminar los sábados a medianoche, no tiene pareja pero eso no significa que no pueda tener algún amante ocasional cuando está aburrida, los fines de semana se fuma su porro en la azotea de su casa para sentirse por un momento débil y poder mirar los elefantes grises que se forman en las nubes, escribe solamente en las mañanas encerrada en su cuarto que cierra con llave para que sus hermanos no la molesten y por ultimo me cuenta que si ha tenido ganas de morirse.

Luego de semanas la comunicación era constante hasta que un día ella dejó de escribirme así como yo deje de escribir cuentos por un buen tiempo, hasta que un martes de mayo lejos de mi casa en una cabina de Internet, recibo un correo de Fabia diciéndome que estaba muy triste, tan triste que tiene ganas de morirse, que se cortaría las venas, que todo el pasado volvió a su vida y ella es incapaz de asimilarlo, es incapaz de no querer, de no ser seducida por el masoquismo que el amor tiene, me dice que será la ultima carta que escribirá, que se matara y que su familia no sabrá porqué todo es tan injusto y que por favor algún día escribiera de su amiga colombiana que se mató por amor, por odio y por la soledad que amanece todos los días con ella

No le respondo en ese instante, pienso que se fumó un porro y que recordó viejos momentos y otros quizás volvieron sin querer. Me voy casa, entro a mi cuarto, enciendo el computador y leo algunos artículos de literatura, intentaba no pensar en el mail, ni en colombianas suicidándose y sin querer noto que mis manos responden a un deseo inmediato y empiezo a escribir y continuo así hasta que lleno cuatro paginas que luego guardé. Salí a la cabina más cercana y se lo envié a Fabia sin saludarla, luego llegué a mi casa, abrí mi botella de vino tomándome un vaso en seco y me fui a la cama a intentar dormir

Al día siguiente encuentro otro mensaje de ella, entonces con toda calma lo abro y leo lentamente, me explica que no tuvo valor de nada y que le conmovió mucho mi cuento, quizás demasiado para ser un martes, que la distrajo bastante, ya que no soportaba esa mezcla ácida que de su espíritu emanaba y que eso la hizo detener, concluyó que lo mejor sería irse a Bogota donde familiares y así tratar de ser diferente aunque sea por un momento, luego se despide y me envía muchos abrazos

Yo cierro el correo, trato de sentirme alegre de que quizás tuve algo que ver para que haya un suicidio menos en el mundo, pero la verdad no sentí nada, es por eso que no le respondí, además porque supe que una persona así nunca seria diferente y que lo único que se puede hacer es esperar a que acabe el verano…

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cuando septiembre aplastó abril...


No hay separación que no sea dolorosa, por mas que la persona que haya roto seas tú mismo, igual hay ese dolor, esa ansiedad de saber que la persona que compartió un pequeño tiempo de tu vida ya no estará mas a tu lado y peor aun, que esa personita que tanto quisiste está sufriendo por aquellas palabras que resumen el decir: adiós… Yo quizás no he pasado por todas esas etapas de aquel adiós y no es que eso me haga mas invulnerable o como me dijo alguien por ahí que tenga más suerte, yo por el contrario siento que el día que alguien quiera salirse de mi vida porque ya no me quiere, lograré pasar una etapa en mi camino, quizás eso repercuta en el modo de verme como individuo rechazado, seguro que escribiré un libro entero y hasta físicamente quizás me crezca más rápido la barba. Son tantas las cosas que pueden ocurrir cuando alguien pasa por una separación, quizás muchos recordaran esas noches patéticas tirados en la cama escuchando esa música que te lleva al borde del suicidio o cuando esperaban que su celular suene a la hora exacta en el que esa persona te llamaba puntualmente.

Hace una semana se fue “E” de mi vida o mejor dicho ambos nos fuimos de nosotros mismos, quizás mucho dirán que nuestra historia parecía a novela mexicana o que exagero demasiado con respecto a ella... Quizás en parte tengan razón aunque por otro lado nadie sabe lo que en el fondo siento… y no, no es que esté triste, ya creo haber pasado esa etapa, lo que mas bien siento es que todo es muy ilógico… sí porque como dije antes; debe ser muy triste cuando alguien se va de ti porque ya no te quiere, porque quizás alguien falló o tantas cosas, pero conmigo y con “E” no hubo nada de eso, en el momento en el que mas nos queríamos nos separamos, en el instante en el que su boca me sabia mas dulce que todas las veces nos dijimos ese “adiós” como de cuento que nunca tiene un final feliz pero que entretiene.

Aun puedo recordar el momento exacto en el que en ese rincón de Miraflores ella me decía que me quería mucho mucho y yo le respondía que la quería tanto y tanto… Aun recuerdo la noche fría, las personas que pasaban por nuestros lados y esa luz de aquel poste que me molestaba la vista, nos despedimos con un beso y extendiéndonos los brazos hasta separarnos. Quizás nuevamente alguien pensará que todo fue ridículo, que el motivo de nuestra separación parece esa típica historia de adolescentes y que yo ya no estoy para eso… Todo eso tiene mucha lógica pero muchos no saben que la lógica cuando se quiere no tiene cabida. Esta bien, sí, quizás en el fondo soy un tipo de lo mas anormal y nostálgico, que sin querer o queriendo caigo en ese tipo de relaciones donde tenga excusas de estar triste y sentirme la persona mas desolada del mundo, y así tener motivos de brindar, de mantener ocupada la cabeza y de poder escribir hojas y hojas respecto a aquella chica que ya no está en mi vida, seguro nunca cambiaré, sino el ejemplo mas estupido fue haber querido por casi cuatro años a una chica que nunca fue nada mío…

Ahora “E” ya no está en mi vida, ya no llega ni un mensaje a mi celular, ya no me atrevo a llamarla a medianoche, sé que es mejor para ella no saber nada de mí y en el fondo sé que también hay un viceversa en eso… y cuando de repente caigo en la trampa de su recuerdo, se me viene a la cabeza las cosas que hicimos juntos, desde las peleas hasta la vez que nos escondimos en un sótano pequeño, entonces a parte de sentir nostalgia poco a poco se está abriendo un gran vacío, como una especie de agujero que está absorbiendo cada detalle que tuvimos, cada momento, entonces busco en mi agenda y salgo a pasear con otra chica, busco reconciliar mi espíritu con la normalidad, otra vez buscarme en el espejo y no encontrar a un chiquillo de diecisiete años que ya murió hace muchísimo tiempo y aun así… no quiero dejar del todo esta sensación, aun quiero guardar algo para mis noches de insomnio, para terminar de tomarme esa botella de vino que siempre tengo guardado, así nadie me comprenda y me digan que soy un tonto, así esos que no me entienden me digan que por qué carajo estoy así si ni siquiera me la tiré... Y yo trato de que esas palabras no nos manche y aun así poco a poco siento que cuando el olvido en verdad exista ya no la podré utilizar a ella, ya no estará “E” para mis excusas tontas, seguro aparecerá otra letra y escribiré una nueva historia, volverá abril de nuevo a mi ventana y nuevamente querré largarme por un tiempo fuera de Lima y así poder remendar mis ojos con los parpados y poder dormir por lo menos seis horas y alejarme de todos y escribir y escribir hasta poder ser otra vez como todos quieren, y así saber que es complicado pasar de otoño a invierno y de invierno a primavera…

Y vuelvo a repetir… Hace una semana “E” ya no está en mi vida y aun no me atrevo a borrar sus mensajes del celular, hoy como es viernes seguro saldré a pasear con alguien y luego salir con mis amigos y llegaré a casa muy tarde y por eso siento que todo ese tiempo libre que tengo ahora tiene una inutilidad barata y por eso escribo para no aburrirme y así poder aburrir a los demás y por fin irme…

jueves, 12 de marzo de 2009

Nunca hubo tiempo en Abril



La primera vez que la besé fue de despedida, porque para nosotros las despedidas han sido esas ocasiones en que nos hemos querido sin ningún límite y control. Yo quisiera pensar que todo lo nuestro estaba destinado al fracaso y sin embargo no logro de alguna manera mantener el control de mis ideas y poder decirle adiós para siempre.

A veces siento que cuando más cerca ella está de mí, de verdad la estoy perdiendo, por eso en muchas ocasiones nos resistimos a querernos como debería ser, lograr mantener esa distancia entre lo que en el fondo no tendría futuro. Emma y yo intentamos de todas las maneras posibles y no conseguimos dejar de decirnos “Te quiero”. Aquel miércoles mientras por primera vez nos besábamos en ese oscuro piso diciéndonos que todo era tan injusto, supe de una vez que ella jamás seria mía, que jamás podría quererla como hace mucho me negué a querer y Emma lo sabe, lo sabe tan bien que se da cuenta que tampoco me podrá querer como ella quisiera. Entonces esa noche que la garúa golpeaba fuerte en ese sótano, sólo éramos dos personas que llegaron en un mal momento, que cruzaron sus vidas en el peor de los escenarios y aunque esa vez acordamos que no volveríamos a unirnos supimos en el fondo que habría mas encuentros que a la larga serian muchos desencuentros más, sí, porque en realidad lo único que con Emma conseguimos fue tener “instantes”, instantes en que pudimos ser por unos minutos esas personas que buscábamos en el fondo ser, porque en cada rincón donde nos escondíamos para juntar labio con labio como persiguiendo un sentido para lo eterno, lo único que conseguíamos era saber que esos instantes nos iban dejando un mal sabor, una ansiedad de querer más, pero ese “más” era imposible desde todo punto de vista.

Yo la quería tanto y no sé por qué ella también me quería a mí, como tampoco sé por qué luchaba mucho para en el fondo no sentir eso, sé que suena contradictorio todo, pero con Emma lo único que hubo de lógica fue que tarde o temprano estaríamos abrazados en la oscuridad, así eso haya sido el peor error para nosotros.

En esos casi tres meses de separaciones y reconciliaciones muchas veces pensé en dejarla completamente y muchas veces logré alejarla de mi mente pero siempre caía en la trampa del recuerdo, en esa maldita trampa que desde que era un niño me persigue para no creer en olvidos. Hasta que de pronto un día de julio ella decidió alejarse de mí, decidió poner punto a todo diciéndome que mejor seriamos amigos y yo acepté porque era lo mejor y que si así era feliz yo seria feliz, pero Emma no contaba con que se estaba engañando y por eso días después me dijo que no podría ser mi amiga nunca, que aun no estaba preparada para eso y que era mejor alejarnos definitivamente y aunque no la quería perder, ella se fue de mí y yo después de mucho tiempo me volví a sentir muy triste.

Ahora el tiempo con Emma se me agota y es extraño, porque después de casi un mes de esa separación violenta hemos vuelto a juntarnos poco a poco, de volver a reírnos, de abrazarnos y de mirarnos a los ojos desviando la mirada para no besarnos, aunque al final no pudimos evitar eso y otra vez pienso que todo es tan raro porque siento que ella está volviendo a ser la de antes, está volviendo a ser esa muchachita que me miraba encantada y que quería todo de mí, mostrándome nuevamente sus celos, dejándome en claro que me quiere en este instante y en el otro también, como me lo dice siempre por mensajes y todo es tan ilógico porque pensé que ya habíamos llegado a un fin, pero no, ella de nuevo trata de estar en mi vida y yo me he sorprendido porque me he dado cuenta que la quiero tener de vuelta, así todo sea un error, así el tiempo esté en nuestra contra porque ella se ira dentro de unas semanas y no sabemos qué pasará en el futuro, ahora todo me golpea, otra vez me estoy asfixiando en dudas y ella no sabe cómo tampoco detener eso, me dice que no pensaba caer otra vez en la trampa de quererme, entonces lo vuelve a pensar bien y me dice que quizás en el fondo nunca dejó de hacerlo, yo quisiera decirle que sí pude pero que el maldito masoquista que hay dentro de mí ha traído todo de vuelta por esos recuerdos que no quisieron morirse.

Ahora la beso y ella me busca, yo la busco y ella me besa, mientras vamos avanzando en la noche persiguiendo todos los lugares oscuros por las calles para volver a tener esos instantes, buscamos detener todo a nuestro alrededor sin que nadie nos vea, que ella sólo sea para mí y viceversa, pero Emma se va, ella se mudará y cambiará de entorno y yo le digo que la extrañaré, ella sonríe con los ojos rojos pidiéndome que la abrase y yo la abrazo porque no hay otra forma de expresarle lo que siento, porque no necesito otro instante que no sea este y ella me besa, me repite que me quiere y yo le digo que tarde o temprano querrá a otro y ella se molesta aunque eso sea verdad, y me dice que seguro yo haré lo mismo, porque un clavo saca a otro clavo y aunque en el fondo eso es mentira, es el único consuelo que tenemos para poder de alguna forma separarnos.

Porque para olvidarme ella se irá de todo y buscara al tipo ideal, borrara mi numero de su celular evitándose cruzarse conmigo mientras yo lo único que necesitaré es tener otro instante donde ella ya no ocupe mis sentidos y se ira dentro de mí como lo hicieron tantas personas en mi pasado y ya no volveré a escribir sobre ella, es mas desde ahora cuando escriba de Emma me dirigiré hacia su persona con el apelativo de “E” para poco a poco poder lograr lo que deseamos hace mucho tiempo… olvidarnos… olvidarnos… así eso sea mentira…

viernes, 6 de marzo de 2009

Un pequeño cuento volado



Es un pequeño cuento que escribí hace unos años cuando andaba perdido por unas manos que me fueron infinitas...

***********

Volviendo junto a ti siempre…

Se ha abierto la cocina y desde el fondo se me cierra la ventana que da al comedor y hacia la sala. El sueño de estar juntos abrazados se ha ido deshaciendo como el humo del cigarro desde el cenicero de este cuarto, porque aquí en Lima es insoportable mantener esa realidad de luz apagada y frió de amanecer en pleno agosto, además tú estas a lado durmiendo y yo descubro que mi sueño aun permanece en uno de mis ojos, entonces quisiera irme por un momento a caminar, y si no fuera por esta pesadez en mis brazos, llamaría por teléfono para que alguien viniese y me saque arrastrando.

Quisiera despertarte, leerte algún poema de Moro o si prefieres uno de Rimbaud, hacerte alguna alegoría con mis manos hasta el punto de que creas que están volando, pero ese sueño tuyo es tan pesado y hasta en cierta medida descabellado, por eso no escuchas que respiro con dificultad, debe ser por este invierno que golpea la ventana hasta cubrirlas de ese espeso gris. Pero tú sigues con no despertarte, entonces miro la pared de al frente hasta que se desdibuje en formas borrosas. Trato de centrarme en algún recuerdo, en lo que sea, pero entonces solamente tú estas en mi mente, es un poco incomodo sentir esto cuando se es orgulloso y practico, y más aun cuando el amor solamente debe ser para unos minutos en silencio mirando como te acomodas el cabello, como lo es ese paseo por las frías manos desde tu cuerpo moviéndose levemente. Pero en realidad tú qué sabes de eso, qué sabes de lo que creo o dejo de decir, qué sabes de mí, simplemente piensas que soy un estupido contador en la Rue Mayville y que solamente vine a Paris a pasar desapercibida mi cultura de latinoamericano agresivo, entonces me da risa ese pensamiento tuyo, quisiera explicarte que yo en realidad estoy en Lima muriéndome de frió, que camino desde Miraflores hasta Barranco soportando la bulla de los claxon y chocándome con cuanta gente corre, pero sé que contártelo también seria inútil, por eso sigo en este cuarto en silencio, mirando esa pared morada de tu casa que hace bailar líneas como barcos perdidos. Son las siete de la mañana y ese despertador no hace algún ruido para despedirme, es inútil pensar ya en eso, estoy comenzando a creer que nunca despertaras y que mas bien te quedaras a mi lado hasta que llegue otra vez la tarde y por más que intente rechazar esa idea, algo dentro de mí me obliga (algo así como una obligación desde el fondo de uno) a cuidarte para siempre, menos mal que no me escuchas porque sino vendrías con eso del amor y la vida juntos en tu ciudad, y yo ya estoy harto de que las mujeres crean que lo saben todo, me es fastidioso explicar una teoría entre miles de motivos, entre preguntas acabadas, en esas respuestas de tedio en lugares bajofondo oscuro que logran partir esta cama en dos.

Trato de cubrir tu cuerpo desnudo con la sabana pero entonces te mueves rechazándome y te pones bocabajo como huyendo, acaso de mí? Tu cuello se ha escondido en tu espalda y uno de tus brazos se ha detenido buscando el suelo, tu pierna derecha esta separada formando un camino hasta el borde en que la sabana huye como un río desbocado, entonces otra vez intento cubrirte y nuevamente me rechazas, he visto que sonríes picaramente pero aun estas dormida, quisiera quitarte esa alegría, quisiera que vieras mi rostro, cómo mis ojos se pierden en recuerdos inconclusos, que entres en mi mente y descubras que estoy harto de todo esto, por eso me parece desagradable que estés tan tranquila y peor aun, que estés feliz, pero la verdad lo que más me sorprende es que yo siga aquí compartiendo una cama todo el día contigo, sin ese abandono que en el fondo es una suerte a esperanza, esperanza en Lima, calle oscura, de antes…
Entonces tengo miedo, no actuó como debería, busco alejarme pero esto de amor me detiene, intento odiarte con todas mis fuerzas, quiero que me de asco esa tranquilidad tuya hacia la vida, me es tan asfixiante llegar a un domingo así, necesito un cigarro, terminar de llenar el cenicero para poder arrojarlo a la ventana y lanzarme por ahí, pero mis brazos siguen pesados, no logro ni siquiera levantar mis dedos.

Estoy junto a ti, en tu casa de la Providence, a lado de Calavados donde hay un piano toda la noche, donde es fácil un Ensemble pour toujours l'amour, para siempre en un mediodía.
Busco traerte a este lado de la cama, llevarte al boulevard o a mi casa de clase media en Lima, pero tu lado de la cama me absorbe, no puedo detenerte, haces lo que quieras y yo soy un simple muñeco de carne con articulaciones que se pierden en el aire, tienes a voluntad con tu aliento todo lo que poseo, entonces has ganado y lo hiciste desde siempre, por eso comprendo que estés tan tranquila sin tener miedo de que me pueda ir, y hasta me has dejado la puerta abierta en señal de que confías en lo que perfectamente sabes, entonces sigo con la pared morada tratando de dormir.

Ya es mediodía y tengo frió…

domingo, 1 de marzo de 2009

Siempre será tarde la madrugada


Una fiesta más que se acababa, sí definitivamente era otra fiesta más... Eran las cuatro de la mañana, cuatro horas más de lo que fue un día que se acabó con la pieza de un baile a medio terminar. En ese momento lo único importante era llegar a casa, y para eso aun me faltaba ocho cuadras porque la maldita combi me había dejado en el ovalo de miraflores y de ahí no hay otro colectivo que me llevara a casita donde me esperaba mi cama y un imnsonio de por lo menos tres horas más. Yo caminaba como siempre en medio de la pista, con ese aire de que nada me iba a suceder porque los males siempre son ajenos o es que yo seré ajeno a todo lo demás, pero bueno, no importaba, yo iba caminando sorteando las cuadras de los pocos autos que pasaban y hacían sonar el claxon para insultarme porque justo en esa noche un imbecil se le había dado por caminar en la pista, así que entre sonidos e insultos llegué al puente Ricardo Palma, sí, ese mismo que es la frontera entre un Miraflores aburrido y un Surquillo desconocido. Al llegar ahí, pude notar una pareja que calculé ser de mi edad, él alzaba los brazos y parecía molesto por alguna cosa, ella estaba de espaldas hacia mí apoyada en un poste de luz. No sé por qué, pero me dieron unas ganas enormes de verla y además el tipo se enfurecía cada vez más que yo tuve miedo que la pudiera golpear y a pesar que mi madre me enseñó a nunca meterme en líos ajenos de pareja porque uno siempre saldrá perdiendo, tampoco iba a permitir que una mujer fuera maltratada en mi delante. Así que me apoyé junto a un teléfono publico y fingí que hablaba con alguien que ni yo mismo conocía, anduve como diez minutos hablando imaginariamente observando atento a las reacciones de ellos, cuando de repente él se fue y la dejó a ella parada abrazándose a si misma, yo vi que el tipo se iba caminando como para el ovalo y al pasar junto a mí pude notar que andaba con algunas copas de más, cuando lo vi muy lejos voltee a mirar a la chica, ella se había sentado en un escalón junto al local de Luz del sur, sus cabellos largos y negros cubrían sus mejillas y sus ropas oscuras le daban un aire a una mujer infinitamente melancólica, yo anduve unos minutos entre acercarme o ir a mi casa donde me esperaba esa cama y el insomnio de siempre, cuando por fin colgué despidiéndome falsamente, caminé con la plena convicción que mi casa era lo mejor a esas alturas de la noche, pero al pasar al costado de ella sentí esa tristeza que siempre me dejaba con unas ganas de sentarme en cualquier sitio sin que nadie me molestase, no pude evitar ser siempre el mismo, así que al estar en ese estado, no me quedo otra que sentarme a lado de ella diciéndole que si no me molestaba yo tampoco la molestaría, ya que en esa noche lo único que podía salir mal era que amaneciese y como para ello faltaba por lo menos dos horas más, teníamos tiempo de ignorarnos y estar en paz con nuestras vidas.

Ella me miró, su rostro no tenia ningún rasgo de sorpresa, menos de tranquilidad, sólo era un rostro blanco con unos ojos tan negros que la noche me pareció demasiado insignificante para ser un sábado, saqué el ultimo cigarro de la fiesta acabada y lo encendí lentamente intentado comprender por qué yo estaba ahí, justamente yo que nunca me meto en nada pero siempre algo tenia que meterme en problemas. Ella sonrió al ver que prácticamente iba quemando el cigarro por andar desvariando por dentro y me lo quitó de las manos y dio una bocanada, luego dos veces seguidas más, cuando acabó lo puso de nuevo entre mis dedos, yo le dije mi nombre y que no era muy recomendable que estuviese por aquí y que seria mejor parar un taxi para que se fuera a su casa, ella no me respondió y yo insistí que no era buena idea que una mujer estuviese sola en la calle a lo que ella me respondió: “Él volverá” Entendí que hablaba de su novio, del mismo chico que la dejó ahí varada, yo le confesé que vi toda la escena y que seria mejor que no tuviese mucha fe ya que se notaba que él andaba un poco borracho, ella me volvió a responder: “Eso no importa” Yo por dentro pensaba en lo cruel y masoquista que suele ser el amor, cuando ella de pronto me sonrió y me dijo que no me preocupara que iba a estar bien, su sonrisa era tan sorprendente que no pude evitar sentir un temblorcito culpable. Tanto lo quieres? le pregunté sabiendo que era muy estupida la pregunta, a una mujer no se le puede decir qué tanto quiere o no, eso está claro en ellas. Se quedó callada unos segundos y me respondió: “Es la persona a quien más necesito y por eso lo odio” Entonces comenzó a contarme que se conocieron cuando tenían doce años y que fue su primer y único hombre que había tenido hasta ese momento y a pesar que todos pensaban que era su novio y que se casarían, ella sabia perfectamente que eso no iba a pasar, y es por eso que ese día ella había decidido acabar con todo, decidió poner un olvido a pesar que no creía en eso y por eso mismo lo esperaba sentada ahí para volver a caer en esa trampa que el amor suele tener, “No hay peor amor que el eterno” Fue lo ultimo que me dijo antes de apoyar su cabeza en mi hombro y de decirme que lo único que no esperaba era encontrarme justamente ahora y en esta situación, yo entendí perfectamente porque era lo mismo que sentía. Era tarde para mí y para ella era un reloj que siempre daría la misma vuelta, era tan calido todo y el amor tan inútil, el amor tan dividido en uno mismo, lo sabíamos y por eso los dos quedamos en silencio mirando como las calles se desolaban por si solas.

Faltaba una hora para que la oscuridad tan necesaria se fuera como todo en la vida, lo sabíamos. Yo no me iría hasta que eso sucediese y ella no se iría hasta que él volviera, lo sabíamos, no había nada que hacer. Era la última vez que sentiría su cabeza apoyada en mi hombro y sabía que nos olvidaríamos luego de semanas, luego de andar en el trabajo, la familia, con los amigos.

Había sido una fiesta mas que se acababa, un sábado comenzando, una ojera por cada segundo que terminaba en la leve procesión de la noche mentirosa y muy cruel definitivamente, eso sí...