miércoles, 18 de marzo de 2009

Cuando septiembre aplastó abril...


No hay separación que no sea dolorosa, por mas que la persona que haya roto seas tú mismo, igual hay ese dolor, esa ansiedad de saber que la persona que compartió un pequeño tiempo de tu vida ya no estará mas a tu lado y peor aun, que esa personita que tanto quisiste está sufriendo por aquellas palabras que resumen el decir: adiós… Yo quizás no he pasado por todas esas etapas de aquel adiós y no es que eso me haga mas invulnerable o como me dijo alguien por ahí que tenga más suerte, yo por el contrario siento que el día que alguien quiera salirse de mi vida porque ya no me quiere, lograré pasar una etapa en mi camino, quizás eso repercuta en el modo de verme como individuo rechazado, seguro que escribiré un libro entero y hasta físicamente quizás me crezca más rápido la barba. Son tantas las cosas que pueden ocurrir cuando alguien pasa por una separación, quizás muchos recordaran esas noches patéticas tirados en la cama escuchando esa música que te lleva al borde del suicidio o cuando esperaban que su celular suene a la hora exacta en el que esa persona te llamaba puntualmente.

Hace una semana se fue “E” de mi vida o mejor dicho ambos nos fuimos de nosotros mismos, quizás mucho dirán que nuestra historia parecía a novela mexicana o que exagero demasiado con respecto a ella... Quizás en parte tengan razón aunque por otro lado nadie sabe lo que en el fondo siento… y no, no es que esté triste, ya creo haber pasado esa etapa, lo que mas bien siento es que todo es muy ilógico… sí porque como dije antes; debe ser muy triste cuando alguien se va de ti porque ya no te quiere, porque quizás alguien falló o tantas cosas, pero conmigo y con “E” no hubo nada de eso, en el momento en el que mas nos queríamos nos separamos, en el instante en el que su boca me sabia mas dulce que todas las veces nos dijimos ese “adiós” como de cuento que nunca tiene un final feliz pero que entretiene.

Aun puedo recordar el momento exacto en el que en ese rincón de Miraflores ella me decía que me quería mucho mucho y yo le respondía que la quería tanto y tanto… Aun recuerdo la noche fría, las personas que pasaban por nuestros lados y esa luz de aquel poste que me molestaba la vista, nos despedimos con un beso y extendiéndonos los brazos hasta separarnos. Quizás nuevamente alguien pensará que todo fue ridículo, que el motivo de nuestra separación parece esa típica historia de adolescentes y que yo ya no estoy para eso… Todo eso tiene mucha lógica pero muchos no saben que la lógica cuando se quiere no tiene cabida. Esta bien, sí, quizás en el fondo soy un tipo de lo mas anormal y nostálgico, que sin querer o queriendo caigo en ese tipo de relaciones donde tenga excusas de estar triste y sentirme la persona mas desolada del mundo, y así tener motivos de brindar, de mantener ocupada la cabeza y de poder escribir hojas y hojas respecto a aquella chica que ya no está en mi vida, seguro nunca cambiaré, sino el ejemplo mas estupido fue haber querido por casi cuatro años a una chica que nunca fue nada mío…

Ahora “E” ya no está en mi vida, ya no llega ni un mensaje a mi celular, ya no me atrevo a llamarla a medianoche, sé que es mejor para ella no saber nada de mí y en el fondo sé que también hay un viceversa en eso… y cuando de repente caigo en la trampa de su recuerdo, se me viene a la cabeza las cosas que hicimos juntos, desde las peleas hasta la vez que nos escondimos en un sótano pequeño, entonces a parte de sentir nostalgia poco a poco se está abriendo un gran vacío, como una especie de agujero que está absorbiendo cada detalle que tuvimos, cada momento, entonces busco en mi agenda y salgo a pasear con otra chica, busco reconciliar mi espíritu con la normalidad, otra vez buscarme en el espejo y no encontrar a un chiquillo de diecisiete años que ya murió hace muchísimo tiempo y aun así… no quiero dejar del todo esta sensación, aun quiero guardar algo para mis noches de insomnio, para terminar de tomarme esa botella de vino que siempre tengo guardado, así nadie me comprenda y me digan que soy un tonto, así esos que no me entienden me digan que por qué carajo estoy así si ni siquiera me la tiré... Y yo trato de que esas palabras no nos manche y aun así poco a poco siento que cuando el olvido en verdad exista ya no la podré utilizar a ella, ya no estará “E” para mis excusas tontas, seguro aparecerá otra letra y escribiré una nueva historia, volverá abril de nuevo a mi ventana y nuevamente querré largarme por un tiempo fuera de Lima y así poder remendar mis ojos con los parpados y poder dormir por lo menos seis horas y alejarme de todos y escribir y escribir hasta poder ser otra vez como todos quieren, y así saber que es complicado pasar de otoño a invierno y de invierno a primavera…

Y vuelvo a repetir… Hace una semana “E” ya no está en mi vida y aun no me atrevo a borrar sus mensajes del celular, hoy como es viernes seguro saldré a pasear con alguien y luego salir con mis amigos y llegaré a casa muy tarde y por eso siento que todo ese tiempo libre que tengo ahora tiene una inutilidad barata y por eso escribo para no aburrirme y así poder aburrir a los demás y por fin irme…