lunes, 21 de diciembre de 2009

No puede ser que yo... tú y ninguno...maldita sea...



Cuando ella se fue se llevó el poco invierno que le quedaba, se fue arrastrando la llovizna ferozmente que no le quedó mas que buscar por las calles alguna palabra, algún rostro conocido… Cuando ella se fue terminó por demostrarle que nunca podría detener a su orgullo, que jamás de los jamases podría cambiar a un tercer nombre que no existe (Ni siquiera ahora) y que ese invierno suyo seria el mismo invierno todos los años….

Cuando ella se fue se dio cuenta que él le había dejado la puerta abierta, que la había llevado hasta el umbral y que prácticamente le había escrito una carta de despedida… Cuando ella se fue se acabaron las canciones tristes, se apoderó de él una tristeza diferente, una de esas tristezas que ya había patentado hacia muchísimo tiempo cuando de niño siempre jugaba sin jugar, es por eso que andrés al verla nuevamente se le detuvo por un momento las luces y los sueños, todo ese invierno que se iba de la estación se había aparecido nuevamente y otra vez en ese instante quiso pero no pudo escribir… Quería saber que nada era como antes, que para él eso de los recuerdos no eran mas que una excusa para ser feliz desde el pasado, pero no, simplemente de nuevo había tenido razón… sí… andrés no se equivocaba al decir siempre que el olvido no existía, es por eso que él seguía caminando por esos mismos rincones de siempre, había delineado las calles hasta ser el mismo que iba con ella y que lo miraba con esos ojos tan extraños y desconcertantes para él que siempre quiso quererla para siempre, nuevamente… otra vez… Pero no, ahora después de mucho tiempo, de tantisimo tiempo despues andrés quería repartir esas palabras, quería escribir esta crónica en primera persona pero no pudo, era como demostrar que era como antes y eso a él le molestaba tanto como ese sol que había aparecido nuevamente en Lima.

Esa noche andrés había caminado nuevamente, otra vez… tantas veces… Diablos... Quería saber si ella pensaba como él con eso del inexistente olvido, quería verla nuevamente pero no… andrés no iba a ceder o mejor dicho no iba a caer nuevamente por sus labios ni por ese cabello que tantas veces se enredo en él… Acaso era orgullo? Miedo? Sin razones? Acaso no era eso que él había querido tanto tiempo? Después de tantas noches acompañado por otras personas, después de esa soledad tan impuesta, acaso andrés aun la quería? Acaso en ese querer también había un poquito de odio? Sí… definitivamente era así porque el amor tiene algo de molestia, porque la perfección como la eternidad no existe, y es por eso que muchas veces andrés había conversado con varias personas diciéndoles siempre esas palabras mientras por dentro pensaba que jamás seria como ellos y sin embargo eso era un consuelo para él…

Ese sábado al verla tan alegre y tan linda, se le hizo un nudo en el estomago, sus ojos se detuvieron unos instantes y quería tocarla sin hacerlo. La miró… era ella… la miró… Tantas veces… Y los mensajes y los teléfonos y esas noches sordas con que tantas veces se habían escondidos como si tuvieran miedo de todos ya no valían nada ahora… Y todo eso andrés lo pensaba sintiéndose tan solo como hacia muchísimo tiempo no se sentía, es por eso que al escribir esta crónica andrés dejaba a las palabras que lo dicten, era como demostrar que también puede ser un impersonal, una tercera persona, alguien que se va volando y que pasa inadvertido, quizás por eso andrés no la llamó, ni siquiera quiso cruzarse en su camino… Había pasado mucho muchísimo tiempo, había pasado atardeceres, noches subterráneas donde él la pensaba como antes, donde por primera vez había sentido que había querido como nunca y eso le costaba decir… Es por eso que escribe sin escribir, es por eso que por primera vez escribe algo en presente y no en pasado como como de costumbre, por eso andrés había dejado de ser por un instante esa mascara de si mismo que alguna vez mencionó… La quería demasiado y al darse cuenta de eso tan fuerte tan rápido tan rencor… Era como si el verano no fuera tan malo y triste como eso que acababa de descubrir… Por eso pongo punto final a esto como él…

Ahora escribo como siempre y como nunca, escribo porque hace poco que te vi y no sé dónde guardar estas manos que tiemblan sin decirle que no tienen derecho a temblar, estabas tan linda que me dolió, estaba la noche columpiándose en nubes que pensé que caerían algunas gotitas pero no… no a ti ni a la lluvia, no a nada y sí a mi soledad, no a esa manía tuya de ser tan inoportuna y sí mis palabras que son lo único que me queda… Hoy no supe qué escribir (o quizás lo sabia demasiado bien) que me quedé en ese mismo camino tuyo con la ropa oscura y sólo con este rostro infantil que se pierde tan callado, tan suave, tan adiós, tan sin querer... nuevamente… otra vez… siempre… maldita sea... siempre…