domingo, 1 de marzo de 2009

Siempre será tarde la madrugada


Una fiesta más que se acababa, sí definitivamente era otra fiesta más... Eran las cuatro de la mañana, cuatro horas más de lo que fue un día que se acabó con la pieza de un baile a medio terminar. En ese momento lo único importante era llegar a casa, y para eso aun me faltaba ocho cuadras porque la maldita combi me había dejado en el ovalo de miraflores y de ahí no hay otro colectivo que me llevara a casita donde me esperaba mi cama y un imnsonio de por lo menos tres horas más. Yo caminaba como siempre en medio de la pista, con ese aire de que nada me iba a suceder porque los males siempre son ajenos o es que yo seré ajeno a todo lo demás, pero bueno, no importaba, yo iba caminando sorteando las cuadras de los pocos autos que pasaban y hacían sonar el claxon para insultarme porque justo en esa noche un imbecil se le había dado por caminar en la pista, así que entre sonidos e insultos llegué al puente Ricardo Palma, sí, ese mismo que es la frontera entre un Miraflores aburrido y un Surquillo desconocido. Al llegar ahí, pude notar una pareja que calculé ser de mi edad, él alzaba los brazos y parecía molesto por alguna cosa, ella estaba de espaldas hacia mí apoyada en un poste de luz. No sé por qué, pero me dieron unas ganas enormes de verla y además el tipo se enfurecía cada vez más que yo tuve miedo que la pudiera golpear y a pesar que mi madre me enseñó a nunca meterme en líos ajenos de pareja porque uno siempre saldrá perdiendo, tampoco iba a permitir que una mujer fuera maltratada en mi delante. Así que me apoyé junto a un teléfono publico y fingí que hablaba con alguien que ni yo mismo conocía, anduve como diez minutos hablando imaginariamente observando atento a las reacciones de ellos, cuando de repente él se fue y la dejó a ella parada abrazándose a si misma, yo vi que el tipo se iba caminando como para el ovalo y al pasar junto a mí pude notar que andaba con algunas copas de más, cuando lo vi muy lejos voltee a mirar a la chica, ella se había sentado en un escalón junto al local de Luz del sur, sus cabellos largos y negros cubrían sus mejillas y sus ropas oscuras le daban un aire a una mujer infinitamente melancólica, yo anduve unos minutos entre acercarme o ir a mi casa donde me esperaba esa cama y el insomnio de siempre, cuando por fin colgué despidiéndome falsamente, caminé con la plena convicción que mi casa era lo mejor a esas alturas de la noche, pero al pasar al costado de ella sentí esa tristeza que siempre me dejaba con unas ganas de sentarme en cualquier sitio sin que nadie me molestase, no pude evitar ser siempre el mismo, así que al estar en ese estado, no me quedo otra que sentarme a lado de ella diciéndole que si no me molestaba yo tampoco la molestaría, ya que en esa noche lo único que podía salir mal era que amaneciese y como para ello faltaba por lo menos dos horas más, teníamos tiempo de ignorarnos y estar en paz con nuestras vidas.

Ella me miró, su rostro no tenia ningún rasgo de sorpresa, menos de tranquilidad, sólo era un rostro blanco con unos ojos tan negros que la noche me pareció demasiado insignificante para ser un sábado, saqué el ultimo cigarro de la fiesta acabada y lo encendí lentamente intentado comprender por qué yo estaba ahí, justamente yo que nunca me meto en nada pero siempre algo tenia que meterme en problemas. Ella sonrió al ver que prácticamente iba quemando el cigarro por andar desvariando por dentro y me lo quitó de las manos y dio una bocanada, luego dos veces seguidas más, cuando acabó lo puso de nuevo entre mis dedos, yo le dije mi nombre y que no era muy recomendable que estuviese por aquí y que seria mejor parar un taxi para que se fuera a su casa, ella no me respondió y yo insistí que no era buena idea que una mujer estuviese sola en la calle a lo que ella me respondió: “Él volverá” Entendí que hablaba de su novio, del mismo chico que la dejó ahí varada, yo le confesé que vi toda la escena y que seria mejor que no tuviese mucha fe ya que se notaba que él andaba un poco borracho, ella me volvió a responder: “Eso no importa” Yo por dentro pensaba en lo cruel y masoquista que suele ser el amor, cuando ella de pronto me sonrió y me dijo que no me preocupara que iba a estar bien, su sonrisa era tan sorprendente que no pude evitar sentir un temblorcito culpable. Tanto lo quieres? le pregunté sabiendo que era muy estupida la pregunta, a una mujer no se le puede decir qué tanto quiere o no, eso está claro en ellas. Se quedó callada unos segundos y me respondió: “Es la persona a quien más necesito y por eso lo odio” Entonces comenzó a contarme que se conocieron cuando tenían doce años y que fue su primer y único hombre que había tenido hasta ese momento y a pesar que todos pensaban que era su novio y que se casarían, ella sabia perfectamente que eso no iba a pasar, y es por eso que ese día ella había decidido acabar con todo, decidió poner un olvido a pesar que no creía en eso y por eso mismo lo esperaba sentada ahí para volver a caer en esa trampa que el amor suele tener, “No hay peor amor que el eterno” Fue lo ultimo que me dijo antes de apoyar su cabeza en mi hombro y de decirme que lo único que no esperaba era encontrarme justamente ahora y en esta situación, yo entendí perfectamente porque era lo mismo que sentía. Era tarde para mí y para ella era un reloj que siempre daría la misma vuelta, era tan calido todo y el amor tan inútil, el amor tan dividido en uno mismo, lo sabíamos y por eso los dos quedamos en silencio mirando como las calles se desolaban por si solas.

Faltaba una hora para que la oscuridad tan necesaria se fuera como todo en la vida, lo sabíamos. Yo no me iría hasta que eso sucediese y ella no se iría hasta que él volviera, lo sabíamos, no había nada que hacer. Era la última vez que sentiría su cabeza apoyada en mi hombro y sabía que nos olvidaríamos luego de semanas, luego de andar en el trabajo, la familia, con los amigos.

Había sido una fiesta mas que se acababa, un sábado comenzando, una ojera por cada segundo que terminaba en la leve procesión de la noche mentirosa y muy cruel definitivamente, eso sí...