jueves, 26 de noviembre de 2009

Algún día sabré jugar como todos....



Ella tan importante, tan linda y tan reciente… Volvíamos a vernos en menos de una semana y aun así nos parecía tan lejano el instante desde la última vez que la acompañé aquél viernes hasta la estancia de su pequeño jardín.
Yo la quería tanto porque ella confiaba en mí por más que nunca me decía toda la verdad, por más que ella había decidido hacer las cosas que había prometido nunca hacer y yo estaba feliz porque si ella era feliz entonces no había porque darle más vuelta a un cariño que había nacido el día mismo que le di un chocolate por su cumpleaños.

Ese día al llegar al restaurante empezamos a reímos mucho con nuestras historias, ella me contaba cosas que yo ya sabia porque simplemente así soy, porque así es mi naturaleza de bola de cristal que tanto me torturaba desde que era un chiquillo y jugaba con legos llenos de colores.
Yo le decía que siempre la apoyaría porque quería que fuera feliz por mas que ella quería mostrarme un pesimismo ilógico para lo que recién me contaba, mientras yo por dentro no entendía por qué me mentía tanto, por qué me decía que lo quería a él y luego me contaba que estaba convencida que eso no duraría, así que decidí no darle mas vuelta a esa situación porque no sabia o quizás no quería entender qué quería ganar con eso, así que le cambié de tema o quizás tomé otra copa de vino, todo me daba vueltas porque lo único que quería era que me hablara mucho y que fuera sincera mientras esa botella se apagaba con cada sorbo que dábamos mientras yo sentía por dentro una sensación que no comprendía totalmente, miraba sus manos y mis manos querían buscarla y yo me mandaba a la mierda porque eso no tenia que ser así, no comprendía nada porque la que estaba al frente mío era ella, mi amiga, la muchachita de diecinueve años, la nueva chica que acababa de conocer… Todo eso mientras nos mirábamos y yo le recriminaba que no me mire…

La calle estaba nublada desde ese vidrio que nos separaba de una noche que nos prometía un amanecer ingenuo y tonto, un amanecer reciente y sin embargo tan ahogado porque todo se había muerto desde el día mismo en que nos habíamos conocido. Así que yo decidí contarle muchas historias mientras ella se reía, yo lo hacia porque le tenia tanta confianza que me sorprendía porque solamente la conocía dos meses, dos meses… Y yo pensaba eso mientras por dentro me decía: Qué me pasa? Por qué tanto sarcasmo? Por qué tanta risa? Y ella que seguía mirándome, que seguía odiándome tanto por ese sarcasmo clandestino que nacía de mi tristeza y que a ella le hacia reaccionar con miradas apuntándome de que me diera cuenta de algo, “de algo?” yo pensaba y supuse que el vino era demasiado bueno que me hacia creer y sentir cosas que no tenían lógica, porque ella y yo no nos merecíamos eso y por eso había decidido desde ese momento alejarme de ella para que fuera feliz con él, porque definitivamente no podía jugar sucio ni siquiera con un poco de licor…

Luego de tantas palabras ella quería caminar y yo también, pero decidí que no era lo mejor, iba a ser lo peor para su relación, para mi confundida cabeza. Así que nos fuimos del restaurante riéndonos, pensando que no podía haber mejor despedida por mas que en el fondo detestábamos esa palabra y mas cuando yo la pronunciaba con ganas de que fuera verdad, luego me entró mucha molestia nuestras posturas... Ella de no decir las cosas que sentía y yo de ser tan directo, así que en el taxi ella se cobijó de mi brazo insistiéndome para la ultima salida el sábado, para la despedida porque yo le había dejado en claro que nunca mas seria como antes y ella que pensaba que andrés podía ser tan estupido a veces y mas cuando no se da cuenta que lo extrañaré todos los días cuando no lo vea en la oficina… y yo que sabia que ella no podía ser tan ingenua para querer quedarse conmigo caminando en esa noche y es por eso que yo miraba a la ventana del coche porque tenerla a ella a lado solo significaba que sea mas difícil todo. Al llegar a su casa ella insistía en ir a caminar exigiéndome que tenia que escribir de nuestra amistad tan extraña de querernos tanto en tan solo dos meses y yo que no quería saber mas ya que en el fondo iba a ser peor porque en dos meses no nace nunca nada, pero la quería tanto a ella que a todo le decía que sí mientras le rogaba que entrara a su casa porque podíamos arrepentirnos en nuestros estados o quizás podía salirse de control si terceras personas se enteraban que iba a llegar tarde a su casa con un extraño, así que con firmeza le dije que diera media vuelta y entrara, pero ella que no quería, que me empujaba para irnos juntos y yo que por dentro seguía pensando que me gustaría jugar alguna vez sucio para poder quererla… Hasta que en ese tira y afloja ella aceptó y su mirada tenia un gesto molesto, sentí que me odiaba mas de lo que yo quería y la detuve para que me entendiera que no podía ser así, pero ella me odió aun mas y yo supe que quizás por un leve segundo había conseguido esa distancia necesaria que me dejaría solo nuevamente…

Yo en el fondo quería irme pero no tenia las fuerzas o quizás no tenia la conciencia suficiente para largarme y de decirle que no la necesitaba, pero no podía porque iba a ser mentira, así que le dije que entrara a su casa, que yo me quedaría ahí porque pensaba que esa noche estaba tan pesada que me sostenía sin yo quererlo, pero ella me respondió que no podía quedarme ahí porque sino no entraría, entonces la miré y me marché tan rápido como las hojas se desaparecen de un frió otoño trémulo en medio de un puente delgado. Ella temblorosa por el alcohol se despidió y yo terminé de irme sin avisar que todo había terminado… Necesitaba un cigarro, necesitaba que mi casa quedara a kilómetros y así caminar todo lo que quería, pero no fue así, nunca seria así…

Llegué a mi casa y me senté a escribir sobre ella porque tenia su cabello en mi mente y eso me jodia mucho, todo eso mientras sabia que ella merecía ser feliz y alegre como yo quiero que sea siempre y siempre… así yo nunca mas vuelva a pisar su cuadra….

lunes, 16 de noviembre de 2009

Queria escribir la cronica más linda... pero me salió esto...



Estoy en mi cama mirando la pared despintada de mi cuarto, revisando los mensajes de texto de mi celular. Hace varios días que no escribo a alguien ni un mensaje de saludo, quizás porque en el fondo no quiero saber de los demás, simplemente quiero estar solo.

Es por eso que he cerrado los ojos y muchas imágenes aparecen de repente, son recuerdos divididos y desordenados, algunos son recuerdos inútiles, recuerdos entrañables y otros que jamás contaré. Quisiera que sea viernes y no domingo, quisiera poder dormir pero es algo inútil, hace muchos años que dejé de hacerlo como la gente normal y es por eso que muchas veces he visto la transformación del cielo oscuro en un azul de amanecida.
Quiero salir, caminar un poco, quizás ir pensando en fantasías agotadoras sobre lo que jamás sucederá… Me pregunto hace cuánto que estoy solo? Me pongo a revisar en mi memoria y mi memoria me responde que estoy solo desde que te fuiste…. Pero luego esa maldita memoria me vuelve a aclarar… Estoy solo desde que te dejé ir…

A veces quisiera desaparecer del mundo por un instante, no chocarme con personas que conozco y no aguantar ciertas palabras que caen siempre tarde… Hace tanto tiempo que ando mirando el cielo desaparecer desde mis ojos, he visto que la luna aun tiene un instante y un recuerdo, he sentido que me ha mirado como lo hizo tantas veces y la he visto encima de un parque y de una calle mojada de lluvia, la he visto engrampada en un espejo tocando levemente las paredes frías… Es por eso que quisiera escribir como es que me siento de verdad… Todo era tan ridículamente perfecto cuando estabas que por eso te dejé ir… Ahora ese todo se acumula en mis pupilas, se centra en esta memoria que no me deja en paz… dicen que no hay que vivir de los recuerdos y yo digo que hay que saber caminar con ellos.

Ahora la tarde decae sobre mi casa y yo desde mi cuarto cierro los ojos y me siento triste… pero no es esa tristeza patética que nos venden en la televisión o en algunos libros, no es esa tristeza estupida con llanto ni esa con los ojos despeinados… sino que mi tristeza es como una mascara que tiene mi rostro, tiene mi risa, tiene todo cuanto soy… entonces me pregunto… Cómo me llamo? Y mi memoria me responde que me llamo andrés y que siempre lo escribo con minúscula… eso mismo… Y soy feliz? Mi memoria me dice que no creo mucho en eso y que más bien creo en el instante… tiene razón…

Ando jugando al ping pong con todo lo acumulado, yo creí que hoy escribiría una crónica perfecta, quería escribir la crónica más hermosa del mundo pero veo que no me sale nada de eso, quizás estoy así porque es invierno y porque todo pesa más en la noche, por eso he decidido apagar mi celular, he optado en escribir hasta encontrar un sentido a esta soledad impuesta… Ya no la quiero y sin embargo los recuerdos golpean más fuerte cuando es así… A veces los recuerdos imitan el cariño como un camaleón estupido y molesto, como si mis manos fueran las mismas que te tocaban cuando nos queríamos y todo parecía un jardín lleno de besos y nos escondíamos porque nos gustaba ser fugitivos azules…

Quisiera verla, poder escucharla una vez mas, conversar por horas y ponerle un punto final distinto al que tuvimos, Ya no la quiero? Y mi memoria se queda callada… Quisiera que me responda como siempre con esa arrogancia que nos caracteriza pero solo hay silencio… Me doy cuenta que hay tanto en mí dentro que es una batalla constante del orgullo con las imágenes, del instante con la pena, son batallas continuas, son egos pronunciados en la ternura del vacío. Y me digo que todo se detiene en mi mano, cuando cruzo en esas pistas sin sentido, cuando la luz me fastidia y lo sé todo…

Sé que algún día nos cruzáremos de nuevo y yo fingiré que no te vi o quizás me busques sin que tengas tu nombre y yo habré querido escribir la crónica mas hermosa que pueda existir y así cuando lo leas pienses que el cariño es eterno por mas que no haya futuro... Seguro te reirás por la contradicción y yo me sonreiré al pensar que es así y saber que el invierno cuando acaba pesa más que los años que se van acumulando en esta memoria triste y orgullosa que se queda callada cuando quiere…

lunes, 9 de noviembre de 2009

La garua despeina pajaritos...



Quisiera escribir como tú – Le dijo la Extraña. …Cómo yo? Preguntó el Extraño mientras tomaba su café sin azúcar e iba mirando de reojo a las personas que pasaban a lado de ellos… Así es, como tú, no sabes lo que es leer algo tan hermoso y que me hace sentir tan identificada cada semana… Se lo dijo con una sonrisa que tenía algo de tristeza, esa misma tristeza que el Extraño percibió lejanamente la primera vez que la vio …Gracias por eso pero exageras, además te diría que no necesitas ser como yo al hacerlo, es muy difícil a veces, a veces pesa como esa tristeza que tienes en cada sonrisa… Ambos se quedan en silencio, como si lo que acabara de decir el Extraño fuera un golpe suave a la realidad, como si en el fondo no quisiera que todo fuera cariño entre ellos…

…Sabes? A veces siento que eres un maldito arrogante adivino y otras veces siento que sólo eres un despistado con suerte… El Extraño al escuchar eso prendió el cigarrillo que no había fumando hacia muchísimos días y mirándola a los ojos le dijo… A veces me pregunto lo mismo, pero sólo a veces… La Extraña se rió como si en el fondo esa respuesta hubiera sido lo contrario a lo que debió el Extraño responder, movió sus manos con un poco de ansiedad y el Extraño al darse cuenta de eso, cambió de rostro y levantó una mano para dibujarle un círculo en el aire que la Extraña miraba con sorpresa …Esto que acabo de hacer significa que siempre todo es así, todo vuelve al mismo sitio, todo da vueltas, todo es una repetición constante, hasta el mismo cariño, yo sólo soy una vuelta infinita de mí mismo hace años y tú eres una vuelta a lo que serás después, así que es mejor a veces sólo ser un despistado con suerte y mas cuando es invierno, porque en invierno se ven las cosas mas claras… Ella se rió levemente mientras echaba su cuerpo hacia el espaldar de la silla como si lo que acabara de decir el Extraño hubiera sido el punto final de la conversación, sin embargo en el cielo la garúa comenzó a caer y mientras los dos alzaban su cabeza para percibir esos puntitos que caían, la Extraña decidió que no dejaría poner punto final a nada, que otra vez ese Extraño no la iba a dejar callada como tantas otras veces en ese mismo café lo había hecho y por eso decidió apoyar sus brazos en la mesa y acercarse a él mirándolo tan fijamente que él sintió por un momento que esa noche seria tan larga que alguno de los dos saldría herido… Ojala fuera yo… pensó el Extraño como queriendo que nunca nada le pase a ella, porque en realidad una pena siempre arrastra otra pena y no sé por qué conmigo la tristeza se siente como un imán y lo único que me queda es reírme de vez en cuando y pensar tantas cosas cuando debería decir algo…

…Qué sucede? Preguntó el Extraño respondiéndole la mirada a ella que lo desafiaba como diciéndole que había un segundo round …Dime que me enseñaras a escribir como tú, dímelo!!!... Le dijo la Extraña como queriendo convencerse de muchas cosas que él sabia perfectamente porque hace años también se había sentido así. …Siempre quise enseñar a escribir, pero mejor dime lo que en verdad quieres decirme, porque podemos quedarnos así mirándonos hasta que nos ahoguemos completamente… Diablos… dijo la Extraña como si lo que acabara de decir desencadenara otras palabras que querían salirse de su boca, como si la verdad fuera un punto de vista inútil en ese momento. El Extraño inclinó levemente su cabeza a lado derecho y jugando con sus manos le dijo… Yo de niño siempre creí que las cosas eran blancas y negras, que había sólo un derecho y un izquierdo, que la felicidad sólo era felicidad y la tristeza sólo tristeza, hasta que me di cuenta que estaba completamente equivocado, que en la vida hay escalas, niveles y grados… hay colores grises y hay un medio, que la tristeza tiene algo de felicidad y viceversa, fue ahí que me di de pronto con los recuerdos y los círculos, fue como llegar a una pared inmensa y saber que no era la única pared en la que podía cruzar, por eso es que no creo en el infinito, ni en tantas otras cosas…

La Extraña tembló un poco el rostro y puso un semblante que como diría el Extraño era gris, sin embargo ella no estaba dispuesta otra vez a quedarse callada y trató de decir algo pero sólo pudo decir nuevamente… Diablos… Fue ahí que bajó la mirada como si de pronto se hubiera cansado y en ese instante él la quiso como nunca la hubiera querido, trató de tocarla pero su mano se detuvo a medio camino, en el fondo tenia miedo de romper el instante tan hermoso que se había creado en ese momento, ya no valía la pena quererla tan tarde, no valía la pena decirle mas cosas y que ella dijera mil veces más… diablos diablos… Porque el Extraño sabia que hasta el amor nace de un gris y un medio, es por eso que esa soledad que sintió en ese momento hizo que escondiera sus manos debajo de la mesa antes de que trataran de tocarla y que el anochecer los sorprenda así de frágiles…

Mírame… le dijo a la Extraña mientras él sólo había inclinado su cabeza levemente hacia el lado de ella… Eres tan tierna que a veces me duele mirarte y porque soy así de estupido y arrogante adivino te contaré cuando fue la última vez que lloré… La Extraña se rió después de pasar sus manos por los ojos despeinando gotitas y se puso a escuchar la historia atentamente… Fue hace como diez años cuando…

Luego la garúa se detuvo así como ellos se despidieron en una esquina cuando ella partía en su taxi mirándolo desde la ventana aun con esa sonrisa que lo inquietaba.

Él se quedó parado mirando a todas las direcciones hacia dónde ir… Hay muchas maneras… Se dijo el Extraño sonriendo y se marchó yéndose por el camino más largo…