jueves, 18 de junio de 2009

Te quiero en este instante y en el otro tambien...



- Te quiero mucho – Dijo el muchacho
- Yo también – contestó la muchachita..
- Pero algo me dice en el fondo que no estaremos juntos…-

Cuando el muchacho terminó de repetir esa última frase empezaba a entender el rumbo de todo, empezaba a entender por qué ese día en Lima parecía llover y entendía perfectamente que a la larga se quedaría solo… Ella tenía los ojos desviados a la nada, tenía un semblante como si estuviera perdiendo algo importante y se lo decía sus sentidos, lo decía su boca mientras el muchacho la miraba pensando en abrazarla o irse de ese quinto piso rojo.
Empezó a recordar cómo es que habían llegado hasta ahí, cómo desde ese parque se habían encontrado yéndose por Miraflores con esa garúa que había mojado todas las calles mientras el frío iba despeinando los cabellos y ninguno de los dos mencionaba palabra. Él la quería desde hace mucho y ella también… Él estaba dispuesto a exponerse y a ceder parte de su orgullo para quererla, pero ella no, la muchacha no tenia las fuerzas para enfrentarse a su entorno que la alejaba de ese muchacho que tanto quería.

Cuando llegaron al local donde todos los conocían, donde estudiaban y en el fondo odiaban por haberse conocido ahí. Lo primero que hicieron fue ir a ese quinto piso donde casi nadie transitaba y se habían mirado tanto y habían pronunciado esas palabras y tantas otras mientras la tristeza les empujaba a marcharse sin poder hacerlo…
Ella lo abrazó, el muchacho quería separarla de su lado, quería marcharse porque a la larga los dos se irían, a la larga todo acabaría y eso a él le dolía tanto y a la vez lo calmaba porque eso sólo significaba que todo volvería a la normalidad con él, otra vez se quedaría solo porque en el fondo siempre seria así, siempre alejaría a todos de su lado, siempre buscaría su rincón y más en ese invierno que el esperaba siempre… Quería decir tantas cosas, tantas… pero la muchachita seguía abrazándolo diciendo palabras que él guardaba cuando todo fuera un recuerdo, cuando en unos meses haya salido el sol y todo esto acabe, porque… “La eternidad no existe”, “Porque el amor es infinito hasta que acaba”, “Porque no todo lo que se ama es el amor” …Tantas cosas que el muchacho sabía y que odiaba saber porque no le servían de nada ahora y estaba seguro que algún día lo escribiría en alguna hoja por ahí… Y ahora él le respondía el abrazo y de golpe logró apartarla con un cansancio que sintió que la mitad de su espíritu se le iba con ese alejarla de él… La muchachita lo miraba con sus ojos tristes y él empezó a recordar cuántas veces había visto esa mirada a lo largo de su vida? Y es más… había visto esa misma mirada en el espejo todas las mañanas y quería decirle que no lo mire, que le hacia daño y ella que repetía su nombre y entonces como si el invierno con esa garúa estuvieran dentro de él empezó a helárseles las manos y sin pensarlo (o quizás lo pensó mucho) la besó… Cuántas veces había querido besarla así? Cuántas veces ella se lo había dicho con su mirada y con sus celos que quería eso. Pero ahora se besaban mientras en los pisos de abajo esas personas ajenas a ellos entraban a sus salones o se marchaban mientras ellos dos seguían queriéndose…

Hace mucho que el muchacho no se sentía así de triste y en parte feliz, hubiera querido cambiarse de nombre, llamarse como cuando era un niño, no hacer de ese instante una despedida, no, el muchacho quizás podía luchar por ella, exigirle que se enfrente a todos, que él la acompañaría, que la necesitaba y tantas otras cosas más que mientras su labio jugaba con los de ella en el fondo se daba cuenta que nada le quitaría esa tristeza que acabaría y acabaría con su día. Cuántos vinos tomaría después de eso? Cuántas caminatas le tocaban esta vez? Sus amigos no le entenderían, ni siquiera ella lo haría porque para la muchacha ese muchacho tan extraño no estaba en sus planes cuando había organizado su vida, no había caído en la cuenta encontrarlo y enamorarse así de quien no se debe enamorar. Y los dos pensaban en eso mientras el beso se prolongaba en esa noche que subía más y la garúa que parecía lluvia hacia un sonido en las ventanas mientras el muchacho por un momento pensó que era una de las mejores noches en años y aun así sintió pena…
Luego de eso ellos bajaron al mundo con los demás, hablaban con sus compañeros como si no hubiera pasado nada mientras por momentos se miraban con ansiedad y cariño, hasta que decidieron despedirse de todos y se fueron de ahí pero al llegar a la esquina vieron todo tan inmenso y mojado que sin decir palabras se tomaron de la mano y volvieron al mismo lugar pero en vez del quinto piso buscaron un rincón que nadie más conocería y que el muchacho no lo diría jamás… Ahí la muchachita cerraba los ojos y decía su nombre mientras él la miraba como tomándole miles de fotos con sus ojos y la besaba buscándola en la oscuridad con las manos y ella buscaba las suyas para perderse entre sus dedos reclamándole mas palabras… reclamándole que tenían tiempo hasta que sus padres la llamen y tenga que volver, y el muchacho por dentro pensaba… Cuánto daño se harían así después? Cuánto sufrirían cuando todo esto acabe y tengan que marcharse… Por eso siempre se acercaba a su oído diciéndole que la quería… “Te quiero muchachita…” Y ella cerraba los ojos como queriendo que el tiempo no buscara a sus padres para sacarla de ahí… “Siento como si hubiera estado dormida y no quisiera despertar” dijo la muchacha mientras el muchacho repetía todo el recuerdo en su mente…

Los dos abrazados en esa pared semioscura dándose cuenta que ya era la hora, que el tiempo es cruel y que el amor nunca sale ileso de nada. Se marcharon de ahí mirándose de reojo… En Lima seguía la garúa con fuerza y ellos caminaron lentamente al paradero de ella, antes de partir el muchacho le tomó una foto con el celular y ella se fue dándole otro beso…
De camino a su casa el muchacho que en el fondo se llamaba “andrés” pensaba que nunca había sentido una garúa tan fuerte sobre él y se encerró en su cuarto pensado que algún día escribiría sobre ella con su verdadero nombre y luego sólo como una letra, hasta terminar de escribirle por ultima vez con el sobrenombre de “Muchachita” y se río tristemente mientras buscaba en la oscuridad un huequito donde perderse para siempre o hasta que la garua pare, en fin… lo que sucediera primero…