sábado, 11 de abril de 2009

Cuando fui feliz por ti...




Ya no sé como podría ser mi vida sin ella, sin sus manitas tibias tocando las mías para llevarme a jugar a su rinconcito de siempre. No hace mucho que ella está en mi vida y sin embargo yo siento que mi amor logró una cúspide la primera vez que la vi tan pequeña e indefensa.

Ella se llama Alejandra, mi Ale… es la hija de una de las mujeres mas importantes de mi vida, mi querida hermana Maria, y desde hace casi dos años ha transformado mi vida en abrazos y pensamientos sobre todo lo feliz que puedo ser estando a su lado.

Aun recuerdo cuando sólo era una palabra, un pensamiento que crecía dentro de un vientre y yo me emocionaba porque siempre quise tener una hermanita a quien cuidar, y de pronto Ale llegó en forma de mi sobrina y yo no sabia dónde poner tanta felicidad por su existencia, de pronto nosotros los hermanos nos volvimos en “Tíos”, mis padres en “Abuelos” y mi hermana en “Madre” Todo fue un cambio inesperado, donde Maria se mudó de casa, donde cada juguete que veíamos por la calle tendría el nombre de Ale. Tuvimos que tener una rutina diferente los fines de semana para estar todos juntos en una mesa con Ale en el medio de nosotros haciéndole fiesta porque comió una cucharada, porque se ríe de las bromas que alguno de nosotros le hacemos o simplemente porque se pone a bailar por alguna canción de moda.

Yo siento que tengo una complicidad con ella desde que nació, que hay un lazo que hasta el día de hoy nos une, que es la de siempre buscarme cuando quiere dormir, porque desde que tenia unos días de nacida Ale me alza sus brazos y cuando la cargo acomodándole su cabecita en mi hombro, ella cierra sus ojitos perdiéndose entre el sueño donde se vuelve más indescriptible e infinita, es por eso que mi hermana se sorprende diciéndome que yo soy el único que la logra hacerla dormir ni bien la carga, que debo tener algún secreto, pero solamente Ale y yo sabemos eso, sabemos las canciones que le he compuesto desde que nació y que le canto al oído cuando la tengo en mis brazos, la verdad sabemos tantos pequeños detalles que van creciendo conforme ella avanza y se va convirtiendo en una hermosa niña, y aunque eso en parte me hace muy feliz también me duele mucho, porque Ale tan pequeña y tan linda, poco a poco crecerá, se ira llenando de este mundo deforme y malo y yo no quiero que nada le toque a ella, no quiero que nunca nadie la haga llorar, que nadie le diga cosas malas y que ella no aprenda esas manías que uno cuando conoce el mundo sin querer (o queriendo) aprende, pero lo sé es egoísta de mi parte pretender que mi Ale no crezca y se quede como una bebita para mí, supongo que en parte el amor siempre será egoísta. Por eso lo único que puedo hacer es velar por ella desde mi condición de tío, puedo poco a poco enseñarle a decir mi nombre y que debe de sonreír y ser fuerte siempre, por eso unas veces al mes siempre me haré el enfermo en el trabajo para ir a su casa a cuidarla, para pasar toda una mañana entre juguetes y dibujos animados, le cocinaré, le prepararé su leche y le cambiaré todos los pañales que necesite, porque todas esas mañanas han sido una de las más felices que he tenido y mas cuando llega la tarde y sus padres están a punto de llegar y ella duerme en mi pecho y yo le acaricio su cabecita contándole mi vida que a nadie mas cuento.

Por eso mi Ale, hoy que es 11 de abril y que es tu cumpleaños, estaré contigo celebrando que hace dos años llegaste a este mundo para alegrarnos la vida a todos, porque tú eres en el fondo lo que nosotros los hermanos nunca fuimos, eres la felicidad que nos faltó como un “Todo”, eres esa personita a quien mas cuidaremos. Por eso tú y yo bailaremos hoy, haré el ridículo quizás como payaso pero nada importa con tal de que seas cada vez más feliz, porque al igual que por mis padres y hermanos también daría la vida por ti sin dudarlo, ya que eres esa cadenita que seguirá con nuestras huellas y cuando los demás tengamos también nuestros hijos, yo sé que tú serás la hermanita mayor de todos y les enseñaras que el amor también puede ser infinito, no es así mi querida Ale…

Mi pequeña, mi preciosa, mi querida princesa… Te quiero tanto… que para mí exististe desde siempre.