martes, 4 de agosto de 2009

No lo es... nunca lo es...



Después fuiste lo que no podía soportar, una imagen atada a mí, a mi manera de caminar bajo ese invierno envuelto por esa insoportable neblina en plena soledad…

Ir por ahí escondiéndonos de tus miedos mientras nos cubríamos al mismo tiempo con los abrazos en esa calle que jamás volverá a ser nuestro camino juntos, porque por mas que tus ojos me indiquen que me quieres, siempre hay cosas que nunca dejaré de sospechar de ti… de nosotros… Jamás podré aceptar que puedo ser “Uno” contigo y menos podré aceptar si tu verdad será a la larga mi verdad. Por eso pequeña mía cuántas veces tendré que abrazarte para no olvidar que si quiero puedo dejar de quererte con un solo pensamiento (así te enojes y me digas maldito orgulloso..) pero no sabes lo triste, lo muy triste que se nos va derramando por las manos como si todo alrededor tuviera filtros de tristeza, como si de pronto uno descubriera que la felicidad es sólo una sonrisa barata y quizás por eso todos dicen que soy un tonto, un maldito masoquista que prefiere sufrir por amor antes que amar. … Que no es tan malo querer a alguien diferente a uno mismo, por mas que la palabra “Uno” sigue resultando muy desagradable porque es lo que siempre seremos los dos, un “Uno” mal logrado, un “Uno” separado de su otra mitad… Y te estoy hablando de las cosas que pudieron ser y que ambos no fueron… Fue mejor porque así tendré el consuelo de que fuiste parte de esa escalera que me lleva a sentirme solo para siempre. Pero ve, deja que te hable, por fin tu silencio me resulta un tanto agradable, así puedo comprobar que si no puedo ser feliz nunca, por lo menos puedo tener estos momentos infinitos como es cabalgar por tus cabellos y despintar tu boca con mi boca. Acaso pudimos ser dos en un “Uno” por un instante? No lo sé pequeña mía, quizás por ese instante conseguimos lo que varios buscan siempre en un par de horas, por ese tiempo hicimos mas que cualquier otro par de amantes realmente enamorados, fuimos eternos para tanta oscuridad, y mientras tú temblabas y te entregabas poco a poco a mí sin entregarte del todo, yo conseguí cerrar los ojos y pensar una y otra vez que para llegar ahí tuvimos que saltar por varias semanas de peleas y abrazos desesperados, que para tocarte tuve que traspasar parte de mi orgullo y tú de dejar de esconderte en tu maldito silencio.

Esa noche yo dejé de ser el muchacho tímido y tú dejaste de ser la señorita cobarde de todas las tardes, por primera vez éramos demasiado buenos para no separarnos, por eso tu aroma se apoderó de mí en toda la madrugada, en toda la pequeña garúa que iba devorando las calles e iba conduciendo a las personas a su casas, mientras yo aun con tu boca en mi boca quería consolarme de los pequeños detalles que perderíamos a partir de ese momento, quería de una vez por todas dejar las cosas en claro, mientras con tus ojos cerrados no querías soltarme y yo no quería soltarte, (por primera vez estábamos de acuerdo, por primera vez fuimos los personajes de un par de hojas que recién escribiré…) lo único que había en ese pequeño rincón era un calor tan tierno, un calor tan abrasador que necesitaba estar contigo mas allá que todas las veces, necesitaba tenerte hasta que seas el recuerdo infinito que he buscado por tanto tiempo. Pero era tarde, siempre es tarde cuando se quiere y más aun cuando estoy yo ahí… La noche nos tenia que empujar a despedirnos, pero yo no quería y tú con el miedo de siempre “Mis padres…” mientras yo bajaba mis ojos buscando el maldito suelo a ver si por fin encontraba ese consuelo con que tantas veces he convivido.

Y en el camino ir los dos pensando… Qué paso? Cómo sucedió? Acaso era el final para un comienzo? Y yo iré mas allá de todas esas dudas y me responderé que la soledad es lo mejor, que es mejor buscar a alguien que no se quiere en vez de estar con alguien a quien sí “Así se sufre menos…” (dijo alguna vez Ronald al cambiarse de nombre) porque así no necesitaré media botella de vino para deshacer esos pequeños demonios que nos empujan a separarnos, porque siendo un ser tan … como soy… no quiero quitarte de mi mente y a la vez no quiero quererte como puedo llegar hacerlo, por eso seguirás en mi cabeza por mucho tiempo y te buscaré en silencio y cuando por fin me logres olvidar (a pesar que los dos sabemos que eso no existe) podré seguir el mismo camino hasta chocarme con una pared.

Y así cada vez que nos topemos te diré una verdad mas sobre ti, te contaré en el aire lo que siempre ocultas y tus mentiras… y de nuevo pensaras que te conozco demasiado o que quizás te leo la mente, mientras yo por dentro reiré ocultando algunas sombras que me siguen, que me llevan a otro lugar cuando no estas a mi lado y así nunca mas me sentiré un infeliz, no me volveré a sentir un maldito traidor, porque tú y yo… no habrá que echarnos la culpa de nada… Por eso pequeña mía déjame quererte un poco más, déjame distinguir tus ojos con los míos y deja que por lo menos te piense mil veces cada día por mas que tú y yo jamás... Otra vez... Nunca más… por mas que siempre sentiré el calor de tu cuerpo en mis manos como descubriéndote y de nuevo pensar en esa noche... De nuevo torturarse con querer salir a buscarte, no importando quién nos vea, quién te sigue y quién me busca, solamente ser el mismo “Uno” siendo “Dos…” simplemente dos… para siempre…