martes, 2 de diciembre de 2008

Hasta que el olvido me mate



Ella me dice que me odia, me lo dice con letras cursivas en un correo electrónico poniendo como titulo “Ingrato”. Ella comienza el mail hablando de cosas banales, del tiempo en Buenos Aires y sobre lo aburrido que puede ser esa ciudad cuando ya pasaron más de dos años. Poco a poco me va insinuando lo desesperada que se encuentra por la distancia y eso de que Lima es horrible pero igual se extraña el caos y la comida tan barata que resulta atractiva. Pasan las líneas y los reproches se hacen presentes “No pensé que ser agente de viajes quitara tanto tiempo” y prosigue con: “Qué tan difícil puede ser escribir un saludo cuando se tiene una maquina ocho horas al día”. Termina insultándome con cariño “Como se dice por aquí, Espero que no seas tan boludo y no olvides que existen personas que algunas vez existieron en tu vida”.
Cierro el correo y miro los cristales opacos de la oficina, busco reconciliar el pasado con mi vida y no encuentro alguna línea que me una o que simplemente me haga recordar cómo es que quise tanto y a la vez tan de mentira.
Luego de dos horas vuelvo abrir el correo y nuevamente examino cada frase y encuentro que ahora escribe con palabras como “Vos” y “Sos” y recuerdo que ella me juro mil veces que jamás se dejaría influenciar por eso. Quiero entender porqué del mail, hace casi un año de no saber nada, ella no es la misma y mucho menos yo, ella es madre y yo sólo soy un tipo solitario que no quiere molestar a nadie, entonces dirijo el mouse a la opción de Respuesta y comienzo una pequeña carta que resulta ser sólo un pequeño cuento dedicado a ella:

“Había una vez un muchacho que andaba en un bus leyendo un libro que hace mucho ya no ha vuelto a leer, iba pasando las hojas pensando en una muchacha que hacía un par de años seguía queriendo para siempre, en eso iba aquel muchacho cuando apareció otra muchacha despistada y los dos coincidieron que hay oportunidades que no se pierden. Entonces pasaron las semanas y los dos iban encontrando que ese verano podría volverse en otoño y quizás hasta en un invierno juntos, pensaron que para ser tan distraídos eso podría funcionar a pesar que el muchacho no olvidaba a nadie y que aun así la quería tanto a ella que hasta creyó que seria eterno, pero una de esas cosas que la vida tiene y que no pierde la oportunidad para joder decidió que era mejor llevarla a ella muy lejos, alejarla de todos y desde luego de aquel muchacho que quedó con la cara de idiota pensando que peor suerte ni un gallego podría tener, pero igual el orgullo era un salvavidas y él lo supo bien y la fue a despedir a la muchacha en el lugar de siempre diciéndole que no la olvidaría y que para eso existen los correos y el teléfono. El avión cruzó fronteras y el sur se volvió un lugar medio rencoroso, los meses pasaban y nunca un correo aterrizó, hasta que después de muchas semanas ella lo hizo pero insultándolo y diciéndole que su vida iba por buen camino y que hasta pelirroja podía ser ahí, él leyó mil veces el correo y tomó tantas botellas de vino como pudo acompañado de sus amigos que no entendían nada y que aun así le decían “Salud”.
A eso pasaron casi dos años hasta que una llamada de aquella muchacha lo citó en el mismo lugar de siempre, había vuelto en el mismo avión que se fue, él intentaba entender eso y mientras más lo hacia sólo estaba claro que tenia curiosidad por ver el color de su cabello, así se vieron y ella ya no estaba pelirroja sino negro azabache y cuando se vieron él quiso no estar ahí porque no tenia nada que decirle, ella fue la única que habló y él como siempre escuchaba, era bueno para eso y con ella lo hizo con una paciencia que parecía que no tuviera nada más que oídos. Hasta que la muchacha le confesó que sería madre y que Lima estaba igual, él pensaba que Lima siempre sería igual y que no había peor momento para que ella dijera esas palabras, la abrazó con cariño, ahora si sentía que no le debía nada, ni siquiera eso de sus llantos, ni de que haya querido siempre a otra, ella lo miraba y le decía que no se preocupara que no le pediría que fuera el padrino a lo que él pensaba por dentro que cuánto costaría una botella de vino en algún bar.
Ella se marchó y con un beso le hizo prometer que le tendría que escribir siempre a lo que el muchacho le decía sí a todo con una sonrisa que parecía eterna para ella, entonces había un final a lo que él mentalizaba “Que rápido fue todo…”

(Cuando terminé de escribir el cuento, encendí un cigarro y volví a mirar los cristales que me parecían que iban a desaparecer con mis ojos y entonces acabé el correo con una Posdata)

P.D. Entonces pequeña mía. Linda madre de un extraño. Querida compañera de un verano muerto. Dónde puedo guardar mi ingratitud para no ser así contigo, besos y abrazos como antes y a la vez que extraños fuimos, “no mí sos?”

Apreté Enviar y supe que no volvería a saber de ella en un buen tiempo más y me entristecí porque siempre me había hecho reír sus palabras, el modo de confundir una película con su pasado y terminaba resultando Audrey Toutou en un cine Miraflorino.
Iba a ser mi compañera lejana y yo seria el mismo tipo solitario que no necesitaba hablar con nadie, solamente tomar un vino con sus amigos que no estaban por ser un viernes a medianoche, con ese frió que lo único que hacia era despeinar mi tristeza con ese cigarro que detestaba por ser fin de año y por no ir fumando un Lucky Strike

5 comentarios:

Sofia Denadie dijo...

Perfecto--justo hoy tenía en mente escrbir sobre alguien...la inspiración está de regreso :)

Ikita dijo...

empezando... a "leerlo" señor y digamos q me va "tentando"(*) a terminar en minutos, años de su vida.

(*) no fue cuestión de gratitud en la visita al blog es mera y legitima curiosidad, palabra de mujer.

Xeh dijo...

me encanto...!
siemplmente me encanto
.... pero
hay algo que me da vueltas la cabeza
pero no se si preguntar..
es mejor ser prudente
un beso!

Anónimo dijo...

Que lindo y triste es
dejamos esas historias pasar
y bueno por algo suceden las cosas,
un abrazote Andrés,

Tefy.

Luis Geyder dijo...

interesante..... como para inspirarce...