Quiero comenzar esta carta diciéndote que todo lo que te escribiré aquí lo digo de corazón (aunque no creo que ese órgano pueda tener sentimientos como dicen por ahí)।
Por esta presente quiero ser muy sincero y por fin disculparme (aunque no deba hacerlo) por las muchas veces que no pude decir esa palabra que debí haber dicho muchas veces…
Yo sé que ahora después de años, de tantisimos años ya todo esto no tiene ningún sentido, lo sé y eso es tan simple saberlo ya que ninguno de los dos nos seguimos queriendo como antes (si es que alguna de las tantas veces me llegaste a querer). Por mi parte ya no siento ni una pizca de lo que antes sentía por ti, aunque estoy seguro que siempre te querré (así es el amor cuando no lo es).
Por mucho tiempo me puse a pensar por qué fui tan tonto, por qué cuando te quise no pude exteriorizar todo lo que sentía como cualquier ser humano normal. Yo nunca he tenido miedo a la mayoría de cosas que los demás pueden temer, jamás me asustó la oscuridad, las peleas, la mala suerte o hasta mi propia muerte, pero cuando se trataba de ti todo mi piso se volvía arenoso, era uno de esos pocos momentos en que no sabia qué hacer con mis manos, en el que el bochorno se subía a mi cara a fastidiarme, escuchaba tu voz y por primera vez ese jodido órgano latía fuerte, si pasabas por mi lado y nos mirábamos de reojo yo era un muñeco que trataba de parecer normal, cuántas veces fui tan idiota? Cuántas veces pasé noches enteras pensando en ese encuentro de nuestros labios que jamás se dio ni se dará…
La primera vez que te conocí fue cuando tenia catorce años, fuiste mi primer amor y en esos dos meses que duró mi ilusión nunca pude decirte que “me encantabas” como mujer, como la niña mas linda que había conocido hasta ese momento, simplemente dejé que pasara los dos meses y sin querer (o quizás queriendo) nos volvimos los mejores amigos. Luego te volví a encontrar unos tres años después cuando hacia mi confirmación, en aquella ocasión ni siquiera pude acercarme a hablarte por mas que siempre me mirabas y parecía que también querías conocerme como yo a ti, pasaban semanas y semanas y jamás supe tu nombre de tus labios, me conforme con indagarlo por tus conocidos, otra vez me había quedado con la desazón de la soledad antes de imponérmela.
Al año siguiente volviste a aparecer y aunque ahí tuvimos una pequeña charla e intercambiamos algunos datos, jamás volví a acercarme a ti otra vez, no creí necesario o no me sentía cómodo al pensar que cada vez que me podía acercar ibas a pensar que quería enamorarte (cosa que era verdad) y eso en el fondo me molestaba muchísimo.
Luego de eso me puse a meditar que a parte de esa “cobardía” que me acompañaba siempre en esos casos, había algo más que se volvía mucho más fuerte dentro mío y era que tenia muy grande el orgullo, pero entonces fue cuando te volví a encontrar con mas violencia que nunca, yo me acerqué a ti con una excusa y te hablé, tú me mirabas con esos ojos miel y movías tus manos que eran las mas hermosas que había visto (hasta el día de hoy) en toda mi vida… Nos hicimos amigos y poco a poco fui descubriendo que me había enamorado de ti desde esa primera vez que te vi, pero otra vez no te lo confesé, todo el mundo lo sabia, todo el mundo se daba cuenta de la cara de idiota que ponía cada vez que estabas a mi lado y aunque tú también lo sabias yo nunca me atreví a confesarte que estaba rendido ante ti, sino que mas bien ponía excusas sobre lo inmadura que eras, por eso nos peleábamos una y otra vez como niños malcriados, pero nunca pude sacar esas palabras que todo mis amigos me reclamaban que te dijera… creo que fue un año después cuando me enteré por una amiga tuya que tú también me querías y que por ese orgullo y miedo de mujer (ese miedo que no las dejan declararse a un hombre que les gusta), tampoco me confesaste que yo te gustaba, cuando me enteré ya era tarde, otra vez no pude o no se pudo y yo me sentí perdido y muy triste.
Luego de eso mi vida se volvió una montaña de subidas y bajadas, cambié un poco y en parte seguí siendo el mismo tipo de siempre. Recuerdo que otra vez me topé contigo por el trabajo y nos hicimos buenos amigos, aunque poco a poco comencé a sentir por ti un gran querer, estaba dispuesto a arriesgarme, a darlo todo pero no pude… tú tenias enamorado y aunque muchas veces me dijiste que lo dejarías para siempre para estar sola (eso significaba estar conmigo, pasear y abrazarnos) yo no pude ser como debía e hice todo lo posible para que no acabes con tu relación y por eso me alejé de ti, jamás te dije que te quería, jamás permití que me lo dijeras tú, yo mismo me maté con mis palabras y luego de eso, por primera vez sentí las ganas de aprender a jugar sucio como todos los demás para por fin algún día tenerte (aunque dudo que yo pueda ser así).
Pero pasaron los meses y no sé si te he vuelto a encontrar, no sé si sigo siendo el mismo o ya no me importa lo que suceda, quizás ya cambié y no me he dado cuenta que estas a mi lado o tal vez cuando aparezcas de nuevo me haré el tonto o el amigo lejano, seguro renunciaré otras mil veces más para que seas feliz o en el peor de los casos mi orgullo te desechará como tantas veces lo hizo.
Quiero acabar esta carta diciéndote que el amor es infinito hasta que acaba y por eso muchas veces fuiste infinita para mí. Jamás te olvidaré porque los recuerdos la mayoría de veces se vuelve más fuerte que el mismo querer y yo sé perfectamente eso… lastimosamente…
3 comentarios:
interesante ¡¡¡¡¡¡¡¡ sigue escriendo amigo.
he no lei este post, solo queria contestarte .... dices que mi blog es muy entretenido, la mayoria de personas piensa que soy muy tetrica y de entretenido no tiene nada [con excepcion de brujita una blogista ]... que soy una desquiciada...bueno no refuto nada quisas lo sea... la verdad esque amo mi soledad y ahora no paso un buen momento , asi que los proximos post no seran de color rosa pastel ... un beso adios!
PD: tu si cuentas las cosas muy entretenidamente !! saludos!!
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