jueves, 14 de enero de 2010

Siempre... siempre... Siempre a mí... (Fin del blog)




No sé cuántas veces tendré que cerrar los ojos como si no me importara la luz, porque si abro el derecho y descubro mi ventana abierta y por el otro lado sólo veo esa pared verde que decora mi cuarto, lo único que puedo sentir es un poco de ansiedad, esa ansiedad que no me deja dormir antes de medianoche, que me despeina y que me cubre como una sabana de tristeza oscura, por eso muchas veces he querido desaparecer de todos los lugares, he querido perderme y que nadie me reconozca cuando camino, ni que piensen en lo extraño que puedo ser cuando la noche me despeina lentamente, porque si yo me voy por la derecha hay rostros conocidos y si sigo adelante tan adelante hasta llegar a chocarme con una pared enorme y fea, todo eso se vuelve infinitamente desagradable, entonces toda mi esperanza y refugio que tenia aquí dentro se deshace como un dedo en medio de un castillo de naipes, como si la música que me conmueve sólo fueran unas melodías gastadas de un sábado al atardecer. Es por eso que no quiero abrir mis ojos, no quiero pensar que tengo la obligación de comunicarme con los que me rodean, que tengo que ir a la escuela, a un trabajo o a fiestas sin sentido, lo único importante es cerrar los ojos y encargarme de esta oscuridad que desde chiquito siempre ocupa mis pensamientos.

Es muy extraño, siempre pensé que podía ser igual a los demás, ser feliz con las risas y juegos tontos, y aunque muy en el fondo sabia que todo era una mentira, realmente estos años que han pasado siempre he dado todo de mí para ser un tipo noble y normal, que anda a la moda y que se ríe de chistes idiotas, y no es que no me haya divertido o me parezca estupido ser así, pero en realidad en el fondo no puedo dejar de sentirme un farsante, un farsante ante la gente, ante mis amigos que me quieren tanto como yo a ellos, porque muy dentro mío no tengo el valor de abandonarlos, de alejarlos de mí, de siquiera que me odien, no… No puedo retroceder mi sonrisa, no puedo olvidar que el único momento en que pensé que podía ser feliz y normal fue cuando caminaba acompañado en plena lluvia y todo era un juego de quién es el que sonríe más en la noche…

Hace tanto tiempo que he dejado de ser ese niño tonto que jugaba pelota, que bajo su cama ocultaba sus robots y que despegaba figuritas en la pared de su cuarto gris, seguro los ruidos que escuchaba eran ruidos que jamás podré entender, que jamás podré imitar porque mi voz es silencio en medianoche, es pura y triste música que nunca nace, mientras mis ojos son desviaciones de cariños perdidos, de reconciliaciones que reflejan al final un adiós… Dicen que no se puede ser feliz entre tanta neblina y soledad, entre tanto invierno y hojas amarillas, sin embargo en un punto, en un palito de esos instantes yo consigo alegrarme y ser libre porque todo queda aquí dentro, queda en esta memoria que se viste siempre de recuerdo frágil y otra vez tengo catorce años, otra vez me enamoro de una chica de un parque, otra vez pasa por mi lado cabellos que se despeinaron por mis dedos como si el tiempo no fuera absurdo para recordar tanto y si eso es así tal vez es mejor dejar todo de lado porque nada vuelve a ser lo de antes… Y quizás en el fondo eso es verdad, pero entonces por qué yo no puedo sacar nada de aquí dentro, por qué yo he retrocedido en tantos nombres y en mañanas que siguen pasando como si aun entendiera que no es ni siquiera la mitad del camino… Entonces por qué cuanto más quiero olvidar esas imágenes vuelven en mis sueños llevándome a pasear por esos lugares, por qué todos los días mis ojos buscan esa ventana en aquella esquina donde he intentado construir poco a poco aquel recuerdo de ese niño tonto que se llamaba Ronald y que se sentaba todos los días a las seis de la tarde y que no tenia el valor de decir que quería a alguien, que amó y a la vez culpó a todos de no poder querer como ellos lo hacían siempre tan normal, tan odio tan farsa, tan simple…

Jamás pude reflejarme en esas caras que daban un amor cómplice de lo mismo, un amor de estampita que nunca creí que existió… el amor nunca es suficiente para amar y sin embargo eso no quiere decir que no siga y siga intentando así la soledad sea lo mas fuerte para mí…. Es por eso que seguiré gritando que me mire, que comprenda que me pertenece desde antes de aparecer, que lo demás no importa y que me devuelva la mirada y las tantas canciones que desde ese día comenzaré a escuchar nuevamente, porque quizás ella (que es muchas y ninguna) de una vez por todas comience lo que hace años debió haber comenzado, porque los años que pasan no son nunca en vano, sino que se convierten en más de mil días de torturas y dolores contradictorios, esos dolores que te hacen ser feliz de la nada…. Es fumar y fumar hasta que los dedos se cansen y tengan ese olor desagradable y buscar uno que otro vaso de licor con mis amigos que me miran con lastima, es buscar a miles de mujeres hasta encontrar ese sabor que se pueda volver el sabor que pienso que es infinito, porque sino es así, entonces todos se pueden callar, todos se pueden perder y dejarme solo en esta cama donde mis ojos están cerrados hace una hora y no pensar en ventanas ni túneles… y así no darme cuenta que sigo escribiendo porque no me queda más que hacer en este día y así terminar con un fin… o quizás terminar en este espacio con un gracias… gracias a ti y gracias mí… otra vez gracias y adiós para mí o quizás adiós para ti… Tantas cosas hasta que en un tiempo más empiece otro espacio y nuevamente siempre… siempre… siempre a mí… y de nuevo se quede aquí para siempre… nuevamente… otra vez…. adio adio…

miércoles, 6 de enero de 2010

La noche se columpia hasta perderse en mis manos...




Cuando andrés llegó esa noche a su casa sentía que aquel invierno que caía sobre Lima le daba el instante que él siempre buscó desde que era un niño, ese instante que lo condujo hacia esa muchachita que acababa de besar en esas pequeñas esquinas donde se habían escondidos para decirse cuánto se querían… Sin embargo andrés también sentía que como todo lo que tenia con ella estaba hecho de instantes, eso iba llegar muy pronto a un final, ese final que lo dejaba sin lluvia y sin esa muchachita que él tanto quería… Por qué? se preguntaba a veces cuando caía en esos momentos en el que no se quiere perder, en el que uno quisiera creer que existe la palabra “siempre” pero no, andrés al preguntarse tantas cosas también se daba cuenta que cuando ella ya no esté con él volverían esas inmensas noches vacías, esos agujeros de ternura que él llenaba poco a poco con escribir…

Esa noche andrés la había mirado tanto, le había acariciado sus mejillas y trataba por dentro de que eso fuera un infinito para él, mientras ella lo miraba con esa ternura asfixiante, con esos ojos que lo abrigaban a andrés hasta dejarlo indefenso de esas calles, de esos cielos, de esos minutos que corrían con desesperación para que los dos de una vez se marchen y tengan toda la noche para escribirse y extrañarse y dormir juntos a la distancia sin que todo sea así de injusto…. Todo eso andrés lo veía lentamente mientras le decía a ella cuánto la quería…

Cada noche de esa semana, andrés cogia su celular al entrar en la madrugada y le escribía a ella mientras ambos sentían que todo el mundo dormía menos ellos, era como si fueran los únicos que existían en ese instante y era tan bello eso, tan bello y a la vez inquietante porque andrés cada noche, cada minuto, cada palabra que lograba sacar dentro suyo sentía que se agotaba en el recuerdo, en esas noches donde ella ya no esté junto a él, cuando la noche interminable y seca haya sido columpiada por una primavera que deshojaba todas las cosas que ellos encontraron desde la primera vez que se quisieron… maldición… mierda… mierda… andrés se decía mucho en esas noches oscuras como queriendo explicarse nuevamente que nada es como los sueños ni como el orden establecido, nada es amor ni mucho menos odio, nada es completamente oscuro ni blanco… nada es verdad y sin embargo él ya sabia todo eso tan bien que sintió por primera vez frió….

Por eso cada noche andrés se sentaba en su sillón con las luces apagadas, esperando que en esa soledad tan llena de ella lo condujera a ya no creer en lo que estaba siempre claro para él… Nada dura para siempre… Fue lo que se dijo esa noche en plena oscuridad mientras con los ojos cerrados remendaba algún recuerdo de más que en el futuro le haría daño, por eso no dejaba que la lluvia que caía en ese instante en Lima y ni siquiera dejaba que ese frío despeinado cerrara de golpe ese amor que andrés no se daba cuenta que tenia. La quería… claro que la quería, siempre la quiso, desde que la vio por primera vez caminando solitaria, desde que sus palabras cayeron sobre él como si por fin andrés tuviera esa lección que siempre él dio a las demás personas…. Sin embargo no estaba dispuesto a sufrir así de golpe, no estaba dispuesto a dejarla cuando en realidad en el fondo ya la había dejado ir, Por qué? Se dijo nuevamente en esa soledad… Por qué? si a la larga te hubiera querido tanto… Y en ese momento otro mensaje de ella le volvió a llegar al celular… andrés lo leyó sonriendo levemente… ”Me costará separarme de ti, me tragaré todo lo que siento pero aun me duele demasiado…” En ese instante apagó su celular, era lo mejor aunque sea por unos minutos, había logrado percibir el dolor del que tanto hablaba ella, había logrado sucumbir a pesar de su orgullo y eso le molestó, se sentía débil, triste con una “tristeza” cursi y llena de flores, una tristeza que andrés desde que era un niño no sentía y por eso se odió, se odió que vaya a existir en el futuro tantas noches sin ella, tantas caminatas solo con esa oscuridad que para los dos eran su único refugio, odió que los amaneceres le trajeran futuras imágenes y por ultimo odió que el universo siempre conspirara contra él…

Cerró los ojos, puso una leve música en sus oídos y quiso maldecir un poco más pero ya había pasado el instante, ya había pasado el descontrol y sentía que por fin volvía a ser el mismo tonto de cabello despeinado, se sintió agotado, adormecido…. Algún día la dejaría de querer, algún día querría a otra y algún día se quedaría solo como siempre lo pensaba en el fondo…

Poco a poco se iba quedando dormido… hasta que con su mano prendió nuevamente el celular y cuando sus ojos lograron cerrarse, llegó otro mensaje de ella que decía… “Mañana será otro día…no sé si lluvioso o soleado, pero espero que mejor que este que fue muy corto para nosotros, te quiero, no es fácil olvidar… no lo es….”

andrés ya estaba dormido y aun así soñó que le respondía miles de mensajes más que se perderían para siempre en su cabeza o hasta que él la vuelva a ver, otra vez…

martes, 29 de diciembre de 2009

Hubieron caminatas azules sobre suelos mojados...




El aparato dejó de sonar, esa ausencia del sonido me ahoga mientras pongo el café a lado de mi mesa. Hace tanto tiempo que dejó mi teléfono de hacer ese ruido, no volvió un mensaje a demostrarme lo que antes fuimos… Mi orgullo se desliza por contradicciones de querer y no quererte, de que nos fuimos y de la nada me importas más de lo que deberías importarme... Mi orgullo te rechaza, te aleja cien veces de mis manos, se acumula por el olvido donde antes dabas vueltas mientras me culpabas de ser tan perfecto. Es por eso que el maldito teléfono lo guardé en el bolsillo y no pronuncié más tu nombre, no tecleé para atrás las caricias que nos faltaron, porque si paseo donde antes es porque no te necesito, y si no lo hago es porque no fuiste importante, porque el maldito timbre se volvió a perder de la nada, Qué nos paso? Qué ahogo tú silencio imitando el mío?

Volví a quedarme en silencio y transparente y no pude pensar que lo único que queda es este vacío hondo, esa carencia de unos brazos unidos, el beso en la boca con esa fragancia inquieta, con ese carácter tuyo que me enternecía al extremo de pensar que la lluvia no es tan triste después de todo. Pero no, aquí hay que dejar las cosas en claro, hay que pedir otra botella de vino para que sea nuestra continuación de aquella noche cerca de donde no quisimos tanto, donde yo era una canción repetida y tú un disco que siempre dio la vuelta por todas las calles, por todas las avenidas, por todos los lugares con árboles en forma de fantasmas ebrios. Porque así quizás ahora sí te pueda recrear un final distinto, uno de esos finales donde todo es tan incierto y extraño. Porque tú… mira no tienes el derecho a nada, tú que siempre pensaste que la quería a ella y que la otra es mi compañía de las noches, la acumulación de sabanas cortas. Y tú… tú siempre echándome la culpa de los errores que cometimos desde el momento que nos besamos por primera vez, por eso tus celos eran una lanza que me ahogaba en tus ojos separándonos lentamente y tú… y tú con él (Que ni sé si existe), tú con su abrazo pretendiendo que así eres feliz, que eso es mejor a quedarte sola, que es lo que debe ser y la costumbre es tan fuerte que es mejor estar en esos ordenes que al miedo a comenzar algo nuevo, pero miedo a qué? Acaso miedo a lo que no puedes.

Y yo… y yo pensando en ti como tú me piensas, y tú... que no soportas eso, que te encierras porque piensas que no te quiero y así es mejor ahogar un sueño que detestas todos los días con la ultima pagina del cuento que te envié.

Tú con él y yo con la soledad en forma de brazos y cabellos largos… Y tú con él... y yo con alguna compañía que no conozco y que ni me conocen realmente cuando hablo de la luz, sí, porque comento de las imágenes, del amor y su odio, de ese tragaluz de la inocencia y que las personas solo existimos por casualidad. Entonces me miran, no comprenden mis palabras, se aburren, diablos qué hago aquí? Maldita sea la luz de Lima que me ahoga mientras te recuerdo, mientras la de a mi lado me pregunta en qué estoy pensando. En nada – respondo- En nada? – me responden (o quizás es una respuesta) – En nada!!! Y por eso me aniquilo pensando dónde estas? Duermes con él? Y yo que me quiero ir a casa mientras ella me pregunta: Qué me pasa? No es nada – respondo – Nada? – me pregunta (o quizás es una respuesta). En nada!!! Y las continuaciones son un asco, continuar en eso es ignorarte y no volver a marcar tu número... Contesta!!! Y yo que no contesto… Ya dejé de escuchar el timbre, las ojeras… todo…

Yo te ahogo porque hemos muerto, sí, tú y yo hemos muerto en las hojas en blanco, en ese paseo por Larco, por La Paz... Y la oscuridad de la noche vuelve a levantarse. Nos queremos tanto que no podemos estar juntos, nos queremos tanto que yo no sé que tú aun me quieres y por continuación tú no sabes que yo te quiero (Un juego a escondidas). Nos queremos tanto que nos extrañaremos a lado de nuestros recuerdos. Tú seguirás con él y yo paseando por las calles desviándome a aventuras y a soledades púrpuras y azul, blanco, rojo… Seguiremos la continuación de los órdenes, la apagada reconciliación de dos seres extraños que supieron que el querer no siempre es un aniversario, ni una visita a las casas. El querer es infinito cuando navega en tristezas.

Que así nunca seremos perdedores y aun así siento que no ganamos nada...

lunes, 21 de diciembre de 2009

No puede ser que yo... tú y ninguno...maldita sea...



Cuando ella se fue se llevó el poco invierno que le quedaba, se fue arrastrando la llovizna ferozmente que no le quedó mas que buscar por las calles alguna palabra, algún rostro conocido… Cuando ella se fue terminó por demostrarle que nunca podría detener a su orgullo, que jamás de los jamases podría cambiar a un tercer nombre que no existe (Ni siquiera ahora) y que ese invierno suyo seria el mismo invierno todos los años….

Cuando ella se fue se dio cuenta que él le había dejado la puerta abierta, que la había llevado hasta el umbral y que prácticamente le había escrito una carta de despedida… Cuando ella se fue se acabaron las canciones tristes, se apoderó de él una tristeza diferente, una de esas tristezas que ya había patentado hacia muchísimo tiempo cuando de niño siempre jugaba sin jugar, es por eso que andrés al verla nuevamente se le detuvo por un momento las luces y los sueños, todo ese invierno que se iba de la estación se había aparecido nuevamente y otra vez en ese instante quiso pero no pudo escribir… Quería saber que nada era como antes, que para él eso de los recuerdos no eran mas que una excusa para ser feliz desde el pasado, pero no, simplemente de nuevo había tenido razón… sí… andrés no se equivocaba al decir siempre que el olvido no existía, es por eso que él seguía caminando por esos mismos rincones de siempre, había delineado las calles hasta ser el mismo que iba con ella y que lo miraba con esos ojos tan extraños y desconcertantes para él que siempre quiso quererla para siempre, nuevamente… otra vez… Pero no, ahora después de mucho tiempo, de tantisimo tiempo despues andrés quería repartir esas palabras, quería escribir esta crónica en primera persona pero no pudo, era como demostrar que era como antes y eso a él le molestaba tanto como ese sol que había aparecido nuevamente en Lima.

Esa noche andrés había caminado nuevamente, otra vez… tantas veces… Diablos... Quería saber si ella pensaba como él con eso del inexistente olvido, quería verla nuevamente pero no… andrés no iba a ceder o mejor dicho no iba a caer nuevamente por sus labios ni por ese cabello que tantas veces se enredo en él… Acaso era orgullo? Miedo? Sin razones? Acaso no era eso que él había querido tanto tiempo? Después de tantas noches acompañado por otras personas, después de esa soledad tan impuesta, acaso andrés aun la quería? Acaso en ese querer también había un poquito de odio? Sí… definitivamente era así porque el amor tiene algo de molestia, porque la perfección como la eternidad no existe, y es por eso que muchas veces andrés había conversado con varias personas diciéndoles siempre esas palabras mientras por dentro pensaba que jamás seria como ellos y sin embargo eso era un consuelo para él…

Ese sábado al verla tan alegre y tan linda, se le hizo un nudo en el estomago, sus ojos se detuvieron unos instantes y quería tocarla sin hacerlo. La miró… era ella… la miró… Tantas veces… Y los mensajes y los teléfonos y esas noches sordas con que tantas veces se habían escondidos como si tuvieran miedo de todos ya no valían nada ahora… Y todo eso andrés lo pensaba sintiéndose tan solo como hacia muchísimo tiempo no se sentía, es por eso que al escribir esta crónica andrés dejaba a las palabras que lo dicten, era como demostrar que también puede ser un impersonal, una tercera persona, alguien que se va volando y que pasa inadvertido, quizás por eso andrés no la llamó, ni siquiera quiso cruzarse en su camino… Había pasado mucho muchísimo tiempo, había pasado atardeceres, noches subterráneas donde él la pensaba como antes, donde por primera vez había sentido que había querido como nunca y eso le costaba decir… Es por eso que escribe sin escribir, es por eso que por primera vez escribe algo en presente y no en pasado como como de costumbre, por eso andrés había dejado de ser por un instante esa mascara de si mismo que alguna vez mencionó… La quería demasiado y al darse cuenta de eso tan fuerte tan rápido tan rencor… Era como si el verano no fuera tan malo y triste como eso que acababa de descubrir… Por eso pongo punto final a esto como él…

Ahora escribo como siempre y como nunca, escribo porque hace poco que te vi y no sé dónde guardar estas manos que tiemblan sin decirle que no tienen derecho a temblar, estabas tan linda que me dolió, estaba la noche columpiándose en nubes que pensé que caerían algunas gotitas pero no… no a ti ni a la lluvia, no a nada y sí a mi soledad, no a esa manía tuya de ser tan inoportuna y sí mis palabras que son lo único que me queda… Hoy no supe qué escribir (o quizás lo sabia demasiado bien) que me quedé en ese mismo camino tuyo con la ropa oscura y sólo con este rostro infantil que se pierde tan callado, tan suave, tan adiós, tan sin querer... nuevamente… otra vez… siempre… maldita sea... siempre…

domingo, 13 de diciembre de 2009

No es facíl sin sus manos...



Y Fernanda que seguía linda a pesar de los meses que pasaron y de las cartas que se perdieron para no incomodar a nadie, seguía con esa misma forma de ser y con esos ojos marrones que a él le hicieron olvidar por un momento a Lucia que en el fondo para él era Lucy. Seguía intacta, como si todo fuera un círculo que sucede a otro circulo y ella se quedase a lado viendo como vuelan las mariposas negras. Él no podía creer que se encontraba en esa casa que no pisaba meses, mirándola de a poquitos para no ser muy sincero consigo mismo, intentando descifrar la situación previa y llegar a la conclusión que él en verdad aun no había llegado, intentando imaginarse que la de su lado no es más que una persona que no es y que para el bien de las cosas no estaba en ninguna parte, y que ya no joda tanto la cabeza que Fernanda no está y él menos en ese lugar...
Pero Fernanda aun seguía al otro extremo del sofá y a él sólo le quedaba recordar que ya la había olvidado, quizás era mejor simular algún gesto y charlar de las idioteces de siempre. Todo era muy confuso, ahora para él estaba Lucia y la quería como se quiere una tarde tranquilo que conduce a la felicidad, pero ahora estaba ahí, con una Fernanda que era la misma que la de hace un año, pero él no quería pensar o por lo menos se resistía a pensar en eso, Fernanda ya no estaba mas dentro de él y no hay porque darle vuelta a eso, no hay porque pensar, ni mirarla y decirle a la mente que se calle porque es estúpida y no sabe nada.
Había llegado a su casa para saludarla porque no la había visto hace meses y de pronto le dieron ganas de saber cómo estaba, de mirarla, de darse cuenta que... Pero seguía allí y por dentro no tenia la menor intención de irse, algo lo detenía, algo como una especie de cadena que no lo suelta, que no deja que coja sus cosas y se largue para siempre como alguna vez pensó. Ella conversaba de mil cosas que a él le parecía entretenido, siempre había sido así, siempre ella le había levantado su animo, su humor lo hacia feliz..., Feliz? Él se preguntaba y Lucia? Le sorprendió hablar de felicidad sin que Lucia no estuviese presente, le causo molestia y sentía como si él estuviera haciendo algo malo, pero Fernanda sigue en el mismo sitio con sus pies recogidos y moviendo sus manos que eran las más lindas que él había visto en su vida, también eso le incomodo, intentó no mirarla, pero eso era inútil, Fernanda para andrés era la parte incomoda de su vida, era la parte donde no existía Lucy ni ese año que él iba detestando cada vez más...

A veces los recuerdos son como hojas descoloridas que siempre se leen, son como el juego que de chiquito uno repite hasta incomodar al cansancio y quizás por eso andrés seguía allí, en medio de una casa que hace meses había borrado de su agenda, viendo su reloj y dándose cuenta que las dos horas que habían pasado, eran los quince minutos que en verdad habían pasado. Por qué? Era lo que más se preguntaba por dentro, Por qué? Si Fernanda, la hora, la casa y Lucia que se encuentra acostada leyendo las cartas que algún día yo le escribí, porque así es Lucia, siempre haciendo lo mismo y yo en esta casa a lado de alguien que es tan diferente a ella, que me olvidó y olvidé y carajo no es para estar deshaciendo cosas para formar otras, no es para pensar viendo que ella me habla y yo no dejo de mirar esos ojos color miel que me dice adiós abrasándome y no soltándome.
Había pasado más de un año, más de doce meses de siempre dormir pensando en Fernanda, de quererla y seguir queriéndola porque para él ella es única, porque la conoció un día en misa y él no deja de mirarla, no deja de darse cuenta que ella es diferente a las demás y que todo eso es tan extraño y por eso la observó por un momento y pasó de frente, volteó y la volvió a mirar sin saber qué era eso de voltear dos veces por la misma chica, físicamente no era diferente a muchas, pero andrés por más que buscase una explicaron a eso sólo encontraba que deseaba volver a voltear y ahora eso él lo recordaba mientras caminaba…Pero diablos sin querer ya había vuelto a tocar su timbre porque se dio cuenta que llevaba la foto de Fernanda en su mochila y se da cuenta que ese timbre no ha cambiado en nada y él que sigue maldiciendo recuerdos estúpidos y alguien por el intercomunicador dice Alo, quién es? Y él solo quiere decir que no es nadie, pero esa voz es insistente y como que eso se parece a un recuerdo que ya tuvo, y se odió por seguir formando mas imágenes sin previo aviso, así que responde: Hola soy andrés., Ella le abre la puerta y él con cada paso que da se siente el ser más débil del mundo, encuentra a Fernanda que en su sofá le hace una señal para que pase, andrés entra y se sienta a lado de ella mientras le va preguntando algo de su vida que él perdió y ella comprende perfectamente que los meses no borran nada, mientras que andrés no puede dejar de mirarla y de pensar en Lucia y se le viene a la mente esa frase que dice: Que no todo lo que se ama es el amor, y él maldice saber ese tipo de cosas que no ayudan para nada en estos casos. Así pasan las horas y se reían, recordaban, se pusieron tristes, había sido un año sin saber casi nada, y la ingratitud como que es una manera de querer, es crear el olvido que no existe, y las eternidades que nunca son eternas pero que duran mucho.
andrés y Fernanda, Fernanda y andrés, son meses..., y él prefirió no mencionar a Lucia porque la quería tanto que no era necesario, porque en el fondo no es justo, hasta que Fernanda inoportuna le dice que alguien la quiere tanto como alguna vez la quisieron, mientras que él va recordando eso del orgullo y la felicita, y le dice una que otra frase tan bonita que él sabia, y como que eso también se parece a un recuerdo que ya tuvo y a Dios como que le gusta las repeticiones y andrés que la mira y siente que las eternidades se murieron, pero ella estaba feliz, y eso a él también lo puso feliz, porque era la felicidad que se tiene por terminar de romper algo que ya esta deshecho, ya no tenia esperanza y quizás eso es el tipo de felicidad que se quiere para el olvido que no existe, ahora si ya no la vería, seria muy incomodo, quizás se le escaparía alguna llamada, porque el amor hace que actuemos estúpidamente, pero seria una llamada de cinco minutos para que a la siguiente sea de cuatro y después de tres, y así cuando los minutos se hayan borrado, aquello que estaba roto también esté barrido y Fernanda solo seria una marca en un papel o un nombre del libro que a él tanto le gustó leer, así ella se despeina y él se da cuenta que mejor llama a Lucia para estar en el sofá de siempre, así él se tenga que morir por ella, eso seria una linda manera de quererla mucho, porque después el silencio viene y hará la otra parte, así que es mejor que se despida, no sin antes diciéndole que siempre sea feliz porque eso es orgullo y él lo sabia tan bien, eso es salvarse y salir ileso un ratito mientras por dentro duele el que todo este roto, así que la mira y mira su reloj y le dice que ya es tarde y Que los otoños son así de crueles... diablos otro recuerdo que se cae sin avisar, es mejor largarse de una vez antes que...

Se escucha un silencio casi tan triste como los de aquellos otoños, ellos se quedan mirándose, mientras él se levanta y le da un beso en la mejilla, ella lo acompaña a la puerta con pasos muy lentos, se vuelven a mirar, ella cierra su puerta mientras él sigue bajando por las escaleras, diciendo que será la ultima vez y que la culpa de todo lo tenia su foto que nunca se le cayó de la mochila a pesar que él la tiro miles de veces...

jueves, 3 de diciembre de 2009

La última lluvia de dos tontos ausentes...



Estamos caminando porque no tenemos nada que hacer y porque está lloviendo, nos estamos mirando de reojo en silencio sin saber porqué caminamos juntos.
Quisiera decirle muchas cosas, decirle que la extrañé durante estas semanas y que por favor no me acaricie la pena porque es lo que más me duele que haga…

“Hace cuanto que no caminamos así de juntos?” Ella le dice sonriéndole y él levanta la cabeza como pensando pero en realidad lo hace para tocar la garúa con su rostro y sentirse un poco desolado… andrés no me escuchas?… Sí te escucho, te escucho demasiado bien que lo hago desde el mismo ayer, seguro me dirás que soy muy extraño y tantas otras cosas, así que te responderé; No caminamos así de juntos desde la última vez que te besé…
En ese instante se planta un silencio en medio de ellos, un silencio que sólo es interrumpido por el sonido de los autos al pasar por esos charcos que la garúa ha ido formando lentamente… Recuerdas ese día andrés? Dime que lo recuerdas por favor… Lo recuerdo como si fuera una repetición constante, lo recuerdo cuando me despierto y cuando te veía partir sola y yo iba pensando que debería estar a tu lado… Y si pensabas eso entonces por qué te ibas con ella?... Me iba porque me lo pedía y tú ya estabas demasiado lejos y demasiado distinta para escucharme que sólo contigo quería caminar… Llegaste a tener algo con ella?….

Al terminar de decir eso, andrés la mira de reojo como si quisiera buscar la respuesta al porqué ella hizo esa pregunta, aunque en el fondo es entendible que piense eso, para la mayoría de mujeres todos los hombres son iguales y no se aguantan a cualquier provocación… Es por eso que quisiera mentirle, decirle que estuve muchas veces con ella y que su presencia no me hizo falta en ese tiempo que anduvimos separados, quisiera que al decirle eso el dolor pase por esa pregunta que en el fondo me duele a mí, pero no le puedo mentir mintiéndome a mí mismo porque el cariño a veces es…
No, nunca pasó nada, acaso no me conoces aunque sea un poco?... Es que a veces puedo decir que te conozco tanto y otras veces te desconozco…

andrés se ríe levemente pasando su mano por la frente de ella desordenando sus cabellos y esperando que sus ojos estén en los de él… Me conoces, claro que me conoces, a veces conocerme un poco es suficiente para que sepas que no soy como los demás…
Otra vez el silencio aparece unos segundos mientras que andrés al terminar de decir esas últimas palabras la mira a ella con una complicidad triste.
Ahora no sé si eres sincero u arrogante... Son ambas cosas pero esta vez eso no está a mi favor… Por qué lo dices?... Porque me hubiera gustado poderte decir que te había olvidado, que había podido estar con ella y con miles, que había conseguido deshacer la lluvia hasta convertirla en verano, pero no, lo único que hice fue caminar y escribir, fue dar vueltas por la estancia de la pena hasta que la soledad llegó a ser una mano más… Creo que te entiendo, creo que yo también me he sentido así hasta ahora…

Ambos siguen sorteando las cuadras resbaladizas y de pronto andrés siente que esa garúa es la misma que… Esta garúa se parece… Ella lo mira con un semblante de ave solitaria y él se queda en silencio recordando que de nada servia esa caminata, no servia porque no se podían querer como se quieren, que otra vez era una pared inmensa la que se atravesaba en su camino, la soledad a veces es una imagen que solamente él podía percibir, a veces hay que saber que para querer infinitamente a alguien había que quedarse solo, demasiada contradicción para un invierno y más cuando al voltear al pasado todo lo habían conducido a llegar a esa calle mojada con ella a lado, mientras esa garúa se parecía tanto a… Se parecía demasiado y sin embargo ahora era una despedida…
Esta noche se parece… Sí, es la misma noche de cuando te besé por primera vez, ese día supe que todos nuestros encuentros serian pequeños desencuentros de cariño, ya sé que parezco pesimista, pero soy un pesimista con tanto optimismo que muchas veces intenté que todo fuera diferente, quise enfrentarme a todos y hasta al mismo sol, quería hasta un verano contigo…

Ella agacha su cabeza como buscando lo que él buscaba siempre al hacer lo mismo, la quería demasiado que la iba a dejar ir y ella lo quería tanto que lo olvidaría con otro… Seguro habrían días en que ella lo odiaría cuando no estén juntos, en que cuando la comunicación haya muerto haya querido buscarlo para insultarlo y deshacer todo porque la soledad duele y andrés quizás sólo le hubiera dicho… lo siento… Y para que no se sienta sola también la hubiera odiado porque del odio a veces también se puede continuar viviendo sin tener ese amor que molesta tanto dentro de uno… Otra vez muy contradictorio todo, por eso ese día mientras caminaban y la noche seguía columpiándose en esa garúa que los tapaba, sabían que el último día que se vieran seria el mas triste de ese año, por lo menos él sí lo sabia bien, desde ese día inventaría una nueva manera para su soledad y repetiría mil veces que el olvido no existe pero sin embargo lo que sí existe es el infinito acabado, sí… definitivamente él la dejaría de querer con un sólo pensamiento y la convertiría en un bonito recuerdo que seria para siempre. Y quizás para ella él sea alguien que se equivocó mucho al haber sido siempre tan extraño y tan sincero hasta el dolor mismo y por eso era un estupido… Estupido andrés! Estupido….

Estupidos los dos… quizás, talvez quién sabe… Estupidos al caminar en esa noche mientras la garúa iba deshaciendo esos caminos que no se volverían a recorrer nunca más así aparezca otra noche que podría parecerse… Infinito, nunca, jamás… Realmente estupidos…

jueves, 26 de noviembre de 2009

Algún día sabré jugar como todos....



Ella tan importante, tan linda y tan reciente… Volvíamos a vernos en menos de una semana y aun así nos parecía tan lejano el instante desde la última vez que la acompañé aquél viernes hasta la estancia de su pequeño jardín.
Yo la quería tanto porque ella confiaba en mí por más que nunca me decía toda la verdad, por más que ella había decidido hacer las cosas que había prometido nunca hacer y yo estaba feliz porque si ella era feliz entonces no había porque darle más vuelta a un cariño que había nacido el día mismo que le di un chocolate por su cumpleaños.

Ese día al llegar al restaurante empezamos a reímos mucho con nuestras historias, ella me contaba cosas que yo ya sabia porque simplemente así soy, porque así es mi naturaleza de bola de cristal que tanto me torturaba desde que era un chiquillo y jugaba con legos llenos de colores.
Yo le decía que siempre la apoyaría porque quería que fuera feliz por mas que ella quería mostrarme un pesimismo ilógico para lo que recién me contaba, mientras yo por dentro no entendía por qué me mentía tanto, por qué me decía que lo quería a él y luego me contaba que estaba convencida que eso no duraría, así que decidí no darle mas vuelta a esa situación porque no sabia o quizás no quería entender qué quería ganar con eso, así que le cambié de tema o quizás tomé otra copa de vino, todo me daba vueltas porque lo único que quería era que me hablara mucho y que fuera sincera mientras esa botella se apagaba con cada sorbo que dábamos mientras yo sentía por dentro una sensación que no comprendía totalmente, miraba sus manos y mis manos querían buscarla y yo me mandaba a la mierda porque eso no tenia que ser así, no comprendía nada porque la que estaba al frente mío era ella, mi amiga, la muchachita de diecinueve años, la nueva chica que acababa de conocer… Todo eso mientras nos mirábamos y yo le recriminaba que no me mire…

La calle estaba nublada desde ese vidrio que nos separaba de una noche que nos prometía un amanecer ingenuo y tonto, un amanecer reciente y sin embargo tan ahogado porque todo se había muerto desde el día mismo en que nos habíamos conocido. Así que yo decidí contarle muchas historias mientras ella se reía, yo lo hacia porque le tenia tanta confianza que me sorprendía porque solamente la conocía dos meses, dos meses… Y yo pensaba eso mientras por dentro me decía: Qué me pasa? Por qué tanto sarcasmo? Por qué tanta risa? Y ella que seguía mirándome, que seguía odiándome tanto por ese sarcasmo clandestino que nacía de mi tristeza y que a ella le hacia reaccionar con miradas apuntándome de que me diera cuenta de algo, “de algo?” yo pensaba y supuse que el vino era demasiado bueno que me hacia creer y sentir cosas que no tenían lógica, porque ella y yo no nos merecíamos eso y por eso había decidido desde ese momento alejarme de ella para que fuera feliz con él, porque definitivamente no podía jugar sucio ni siquiera con un poco de licor…

Luego de tantas palabras ella quería caminar y yo también, pero decidí que no era lo mejor, iba a ser lo peor para su relación, para mi confundida cabeza. Así que nos fuimos del restaurante riéndonos, pensando que no podía haber mejor despedida por mas que en el fondo detestábamos esa palabra y mas cuando yo la pronunciaba con ganas de que fuera verdad, luego me entró mucha molestia nuestras posturas... Ella de no decir las cosas que sentía y yo de ser tan directo, así que en el taxi ella se cobijó de mi brazo insistiéndome para la ultima salida el sábado, para la despedida porque yo le había dejado en claro que nunca mas seria como antes y ella que pensaba que andrés podía ser tan estupido a veces y mas cuando no se da cuenta que lo extrañaré todos los días cuando no lo vea en la oficina… y yo que sabia que ella no podía ser tan ingenua para querer quedarse conmigo caminando en esa noche y es por eso que yo miraba a la ventana del coche porque tenerla a ella a lado solo significaba que sea mas difícil todo. Al llegar a su casa ella insistía en ir a caminar exigiéndome que tenia que escribir de nuestra amistad tan extraña de querernos tanto en tan solo dos meses y yo que no quería saber mas ya que en el fondo iba a ser peor porque en dos meses no nace nunca nada, pero la quería tanto a ella que a todo le decía que sí mientras le rogaba que entrara a su casa porque podíamos arrepentirnos en nuestros estados o quizás podía salirse de control si terceras personas se enteraban que iba a llegar tarde a su casa con un extraño, así que con firmeza le dije que diera media vuelta y entrara, pero ella que no quería, que me empujaba para irnos juntos y yo que por dentro seguía pensando que me gustaría jugar alguna vez sucio para poder quererla… Hasta que en ese tira y afloja ella aceptó y su mirada tenia un gesto molesto, sentí que me odiaba mas de lo que yo quería y la detuve para que me entendiera que no podía ser así, pero ella me odió aun mas y yo supe que quizás por un leve segundo había conseguido esa distancia necesaria que me dejaría solo nuevamente…

Yo en el fondo quería irme pero no tenia las fuerzas o quizás no tenia la conciencia suficiente para largarme y de decirle que no la necesitaba, pero no podía porque iba a ser mentira, así que le dije que entrara a su casa, que yo me quedaría ahí porque pensaba que esa noche estaba tan pesada que me sostenía sin yo quererlo, pero ella me respondió que no podía quedarme ahí porque sino no entraría, entonces la miré y me marché tan rápido como las hojas se desaparecen de un frió otoño trémulo en medio de un puente delgado. Ella temblorosa por el alcohol se despidió y yo terminé de irme sin avisar que todo había terminado… Necesitaba un cigarro, necesitaba que mi casa quedara a kilómetros y así caminar todo lo que quería, pero no fue así, nunca seria así…

Llegué a mi casa y me senté a escribir sobre ella porque tenia su cabello en mi mente y eso me jodia mucho, todo eso mientras sabia que ella merecía ser feliz y alegre como yo quiero que sea siempre y siempre… así yo nunca mas vuelva a pisar su cuadra….

lunes, 16 de noviembre de 2009

Queria escribir la cronica más linda... pero me salió esto...



Estoy en mi cama mirando la pared despintada de mi cuarto, revisando los mensajes de texto de mi celular. Hace varios días que no escribo a alguien ni un mensaje de saludo, quizás porque en el fondo no quiero saber de los demás, simplemente quiero estar solo.

Es por eso que he cerrado los ojos y muchas imágenes aparecen de repente, son recuerdos divididos y desordenados, algunos son recuerdos inútiles, recuerdos entrañables y otros que jamás contaré. Quisiera que sea viernes y no domingo, quisiera poder dormir pero es algo inútil, hace muchos años que dejé de hacerlo como la gente normal y es por eso que muchas veces he visto la transformación del cielo oscuro en un azul de amanecida.
Quiero salir, caminar un poco, quizás ir pensando en fantasías agotadoras sobre lo que jamás sucederá… Me pregunto hace cuánto que estoy solo? Me pongo a revisar en mi memoria y mi memoria me responde que estoy solo desde que te fuiste…. Pero luego esa maldita memoria me vuelve a aclarar… Estoy solo desde que te dejé ir…

A veces quisiera desaparecer del mundo por un instante, no chocarme con personas que conozco y no aguantar ciertas palabras que caen siempre tarde… Hace tanto tiempo que ando mirando el cielo desaparecer desde mis ojos, he visto que la luna aun tiene un instante y un recuerdo, he sentido que me ha mirado como lo hizo tantas veces y la he visto encima de un parque y de una calle mojada de lluvia, la he visto engrampada en un espejo tocando levemente las paredes frías… Es por eso que quisiera escribir como es que me siento de verdad… Todo era tan ridículamente perfecto cuando estabas que por eso te dejé ir… Ahora ese todo se acumula en mis pupilas, se centra en esta memoria que no me deja en paz… dicen que no hay que vivir de los recuerdos y yo digo que hay que saber caminar con ellos.

Ahora la tarde decae sobre mi casa y yo desde mi cuarto cierro los ojos y me siento triste… pero no es esa tristeza patética que nos venden en la televisión o en algunos libros, no es esa tristeza estupida con llanto ni esa con los ojos despeinados… sino que mi tristeza es como una mascara que tiene mi rostro, tiene mi risa, tiene todo cuanto soy… entonces me pregunto… Cómo me llamo? Y mi memoria me responde que me llamo andrés y que siempre lo escribo con minúscula… eso mismo… Y soy feliz? Mi memoria me dice que no creo mucho en eso y que más bien creo en el instante… tiene razón…

Ando jugando al ping pong con todo lo acumulado, yo creí que hoy escribiría una crónica perfecta, quería escribir la crónica más hermosa del mundo pero veo que no me sale nada de eso, quizás estoy así porque es invierno y porque todo pesa más en la noche, por eso he decidido apagar mi celular, he optado en escribir hasta encontrar un sentido a esta soledad impuesta… Ya no la quiero y sin embargo los recuerdos golpean más fuerte cuando es así… A veces los recuerdos imitan el cariño como un camaleón estupido y molesto, como si mis manos fueran las mismas que te tocaban cuando nos queríamos y todo parecía un jardín lleno de besos y nos escondíamos porque nos gustaba ser fugitivos azules…

Quisiera verla, poder escucharla una vez mas, conversar por horas y ponerle un punto final distinto al que tuvimos, Ya no la quiero? Y mi memoria se queda callada… Quisiera que me responda como siempre con esa arrogancia que nos caracteriza pero solo hay silencio… Me doy cuenta que hay tanto en mí dentro que es una batalla constante del orgullo con las imágenes, del instante con la pena, son batallas continuas, son egos pronunciados en la ternura del vacío. Y me digo que todo se detiene en mi mano, cuando cruzo en esas pistas sin sentido, cuando la luz me fastidia y lo sé todo…

Sé que algún día nos cruzáremos de nuevo y yo fingiré que no te vi o quizás me busques sin que tengas tu nombre y yo habré querido escribir la crónica mas hermosa que pueda existir y así cuando lo leas pienses que el cariño es eterno por mas que no haya futuro... Seguro te reirás por la contradicción y yo me sonreiré al pensar que es así y saber que el invierno cuando acaba pesa más que los años que se van acumulando en esta memoria triste y orgullosa que se queda callada cuando quiere…

lunes, 9 de noviembre de 2009

La garua despeina pajaritos...



Quisiera escribir como tú – Le dijo la Extraña. …Cómo yo? Preguntó el Extraño mientras tomaba su café sin azúcar e iba mirando de reojo a las personas que pasaban a lado de ellos… Así es, como tú, no sabes lo que es leer algo tan hermoso y que me hace sentir tan identificada cada semana… Se lo dijo con una sonrisa que tenía algo de tristeza, esa misma tristeza que el Extraño percibió lejanamente la primera vez que la vio …Gracias por eso pero exageras, además te diría que no necesitas ser como yo al hacerlo, es muy difícil a veces, a veces pesa como esa tristeza que tienes en cada sonrisa… Ambos se quedan en silencio, como si lo que acabara de decir el Extraño fuera un golpe suave a la realidad, como si en el fondo no quisiera que todo fuera cariño entre ellos…

…Sabes? A veces siento que eres un maldito arrogante adivino y otras veces siento que sólo eres un despistado con suerte… El Extraño al escuchar eso prendió el cigarrillo que no había fumando hacia muchísimos días y mirándola a los ojos le dijo… A veces me pregunto lo mismo, pero sólo a veces… La Extraña se rió como si en el fondo esa respuesta hubiera sido lo contrario a lo que debió el Extraño responder, movió sus manos con un poco de ansiedad y el Extraño al darse cuenta de eso, cambió de rostro y levantó una mano para dibujarle un círculo en el aire que la Extraña miraba con sorpresa …Esto que acabo de hacer significa que siempre todo es así, todo vuelve al mismo sitio, todo da vueltas, todo es una repetición constante, hasta el mismo cariño, yo sólo soy una vuelta infinita de mí mismo hace años y tú eres una vuelta a lo que serás después, así que es mejor a veces sólo ser un despistado con suerte y mas cuando es invierno, porque en invierno se ven las cosas mas claras… Ella se rió levemente mientras echaba su cuerpo hacia el espaldar de la silla como si lo que acabara de decir el Extraño hubiera sido el punto final de la conversación, sin embargo en el cielo la garúa comenzó a caer y mientras los dos alzaban su cabeza para percibir esos puntitos que caían, la Extraña decidió que no dejaría poner punto final a nada, que otra vez ese Extraño no la iba a dejar callada como tantas otras veces en ese mismo café lo había hecho y por eso decidió apoyar sus brazos en la mesa y acercarse a él mirándolo tan fijamente que él sintió por un momento que esa noche seria tan larga que alguno de los dos saldría herido… Ojala fuera yo… pensó el Extraño como queriendo que nunca nada le pase a ella, porque en realidad una pena siempre arrastra otra pena y no sé por qué conmigo la tristeza se siente como un imán y lo único que me queda es reírme de vez en cuando y pensar tantas cosas cuando debería decir algo…

…Qué sucede? Preguntó el Extraño respondiéndole la mirada a ella que lo desafiaba como diciéndole que había un segundo round …Dime que me enseñaras a escribir como tú, dímelo!!!... Le dijo la Extraña como queriendo convencerse de muchas cosas que él sabia perfectamente porque hace años también se había sentido así. …Siempre quise enseñar a escribir, pero mejor dime lo que en verdad quieres decirme, porque podemos quedarnos así mirándonos hasta que nos ahoguemos completamente… Diablos… dijo la Extraña como si lo que acabara de decir desencadenara otras palabras que querían salirse de su boca, como si la verdad fuera un punto de vista inútil en ese momento. El Extraño inclinó levemente su cabeza a lado derecho y jugando con sus manos le dijo… Yo de niño siempre creí que las cosas eran blancas y negras, que había sólo un derecho y un izquierdo, que la felicidad sólo era felicidad y la tristeza sólo tristeza, hasta que me di cuenta que estaba completamente equivocado, que en la vida hay escalas, niveles y grados… hay colores grises y hay un medio, que la tristeza tiene algo de felicidad y viceversa, fue ahí que me di de pronto con los recuerdos y los círculos, fue como llegar a una pared inmensa y saber que no era la única pared en la que podía cruzar, por eso es que no creo en el infinito, ni en tantas otras cosas…

La Extraña tembló un poco el rostro y puso un semblante que como diría el Extraño era gris, sin embargo ella no estaba dispuesta otra vez a quedarse callada y trató de decir algo pero sólo pudo decir nuevamente… Diablos… Fue ahí que bajó la mirada como si de pronto se hubiera cansado y en ese instante él la quiso como nunca la hubiera querido, trató de tocarla pero su mano se detuvo a medio camino, en el fondo tenia miedo de romper el instante tan hermoso que se había creado en ese momento, ya no valía la pena quererla tan tarde, no valía la pena decirle mas cosas y que ella dijera mil veces más… diablos diablos… Porque el Extraño sabia que hasta el amor nace de un gris y un medio, es por eso que esa soledad que sintió en ese momento hizo que escondiera sus manos debajo de la mesa antes de que trataran de tocarla y que el anochecer los sorprenda así de frágiles…

Mírame… le dijo a la Extraña mientras él sólo había inclinado su cabeza levemente hacia el lado de ella… Eres tan tierna que a veces me duele mirarte y porque soy así de estupido y arrogante adivino te contaré cuando fue la última vez que lloré… La Extraña se rió después de pasar sus manos por los ojos despeinando gotitas y se puso a escuchar la historia atentamente… Fue hace como diez años cuando…

Luego la garúa se detuvo así como ellos se despidieron en una esquina cuando ella partía en su taxi mirándolo desde la ventana aun con esa sonrisa que lo inquietaba.

Él se quedó parado mirando a todas las direcciones hacia dónde ir… Hay muchas maneras… Se dijo el Extraño sonriendo y se marchó yéndose por el camino más largo…

miércoles, 28 de octubre de 2009

No hay verdad que no duela un poquito



- Eres una persona muy extraña – Me dijo mirándome a los ojos con una leve sonrisa
- Yo extraño? Nada, te equivocas, soy un tipo de lo mas común y aburrido – Le digo desviando la mirada hacia la neblina que sacudía Lima en ese momento
- Y a parte de extraño tienes una cara realmente de niño, no parece que tuvieras veinticinco… es más te diría que tienes diecinueve años – Me sentencia mientras con sus ojos trata de que los míos vuelvan a los suyos.

Yo me quedo en silencio, sonriendo un poco diciéndole que se equivocaba, que ya me crecía barba y que había cumplido veinticinco a los diecisiete años de edad, que simplemente estaba acomodándome en la vida al pasar todo tan rápido…

Carla se ríe diciéndome que era “Un niño”, que tenia aun la mirada de inocencia que se les pierde a los hombres cuando cumplen la mayoría de edad. Yo me río por lo que acaba de decir, me río con un tono burlón para después decirle que estaba loca de remate… “Sin embargo - me dice- quizás por ser así de extraño jamás me podrás querer como yo quiero". En ese momento me quedo en silencio creyendo que Carla está pensando de más y que se equivocaba mucho al decir esas cosas. “No tienes el derecho de decirme eso, no tienes el derecho de echarme la culpa de un querer que no se nos da”

En ese instante me pongo a pensar en mí y en Carla, pienso como desde el primer día que nos conocimos lo primero que sucedió fue reírnos de nosotros mismos, parecíamos unos niños que no se aguantaban la risa porque siempre nos causó gracia nuestra extraña química, la forma en que ella al decir una palabra yo la acomodaba con otra palabra y salía toda una frase de incoherencia total que nos hacia burlarnos de nosotros mismos, fue por eso que desde la primera vez supimos que todo eso era tan bello y sin embargo inútil, fue por eso que muchas veces fracasamos en estar juntos, éramos incompatibles en relaciones constituidas, éramos dedos en manos diferentes y aunque ella jamás pudo entender los ejemplos que daba y solamente se enfurecía en plena madrugada para llamarme y decirme que por qué nos pasaba todo eso… Yo me quedaba en silencio y luego le decía en el tono mas triste que el único consuelo seria “La amistad”, ella me colgaba siempre que pronunciaba esas palabras y yo me quedaba con el celular en la mano buscando en la oscuridad uno de esos instantes en donde no somos los mismos de siempre… Y ahora en ese momento Carla a mi lado caminando por esas calles torpes de Lince la miraba como si fuera tantas cosas y a la vez no fuera eso que buscaba… No era ella, jamás seria ella y por eso solamente me limitaba a verla por pequeños momentos porque sino de la nada caeríamos en la trampa que antes nos absorbía de escaparnos de lo que estaba claro entre nosotros, buscábamos la oscuridad donde yo no era andres y ella no era Carla, pero poco a poco al salir de todo eso nos chocábamos con esa pared tan inmensa que tiene la vida y nos ponía en veredas diferentes y Carla que me pedía que le explicara todo de nuevo y yo sacaba mi celular y jugaba a decírselo mientras cerraba los ojos… “Eres un niño” me dijo al verme pensando tanto… Quizás lo soy, quizás aun no comprendo que la vida es mas fácil de lo que yo creo que es… Entonces dime de nuevo por qué no puede funcionar?... Es porque somos unas manzanas en el espejo…. Unas manzanas?... Pon un par de manzanas frente a un espejo, que ves? Ves solo la mitad, por mas que tengan un color que sobrepasa la belleza solamente se verá la mitad… y así somos nosotros, somos unas manzanas que solo tienen una mitad entre sí… Eres tan extraño andrés, tan extraño que en este instante te odio con todo mi cariño… Eso es lo más hermoso que me has dicho, es tan hermoso que por eso me siento triste…

Seguíamos caminando por calles que ninguno conocía y sin embargo no nos importaba eso, no nos importaba porque nuevamente habíamos fracasado en los tantos intentos que tuvimos para querernos… Pero aun así yo la quería como se podía querer un instante y ella me odiaría porque un instante no es suficiente y yo le hubiera respondido que a veces del instante se consigue el infinito y ella me hubiera dicho que soy un niño y como tantas otras veces yo hubiera sonreído tratando de que el invierno en Lima nunca pase, porque nuevamente tendría que esconderme, otra vez… No me entiendes y yo te entiendo completamente… No andrés, lo que pasa es que jamás terminaré por conocerte, eres muy extraño.
Me tomó de la mano como disculpándose, como tratando de abortar todo lo que había pasado esa noche y yo quería ser igual a ella para hacer lo mismo y lo único que me salió fue una media sonrisa mientras buscaba el suelo.

Caminemos de la mano hasta que encontremos un taxi sí?... Trataré de soltarte cuando lo encontremos y me tienes que ayudar. Ella y yo sonreímos al terminar de decir esas palabras y en silencio caminamos hasta que la neblina que inundaba las calles nos hizo separarnos por un... instante… para siempre…

sábado, 17 de octubre de 2009

Todo comenzó con su piel pintada...



Era verano en la calle cuatro de González Prada, el sol despertaba siempre violento sobre las ventanas, en especial sobre la mía. Era domingo uno de esos días que se siente como en un precipicio porque falta poco para caer en el lunes y el colegio, el cansancio… Era febrero, un mes muy amarillo y en especial mojado, sí mojado porque era época de los carnavales.

Ella era una niña, sí, niña porque a sus catorce años la vida sólo le había dicho que no se preocupara por nada por lo menos hasta los veinte (Y definitivamente fue así).

Yo amanecí ese día como todos los fines de semana, aliviado por no tener que ir al colegio. Recuerdo que ese día tomé desayuno tranquilo, vi en la televisión una caricatura que no recuerdo bien y luego salí porque mi amigo Julio me esperaba para ver qué idioteces hacíamos. Al llegar a su casa me recibió muy preparado para una lucha, tenia puesto un polo verde y en cada uno de sus bolsillos había bolsas de globitos de carnaval, yo lo miré como diciendo “Estas loco?”. A pesar de ser muy joven yo no había jugado carnaval desde hacía mucho tiempo, creo que era en esa época cuando mi mamá me tenía que ayudar a cruzar la pista y luego de eso los febreros los pasaba encerrado en mi casa. Pero ese año mi gran amigo había decidido jugar carnaval y yo tenia que seguirlo porque la amistad es hasta la muerte, además era eso o estar en mi casa limpiando mi cuarto, así que sin haber una tercera opción salimos con dos globos llenos de agua cada uno. Yo por dentro me decía que no tendría el valor de lanzarlo a una chica, además a esa edad las mujeres no son importantes porque siempre hay fútbol y eso sí que me era divertido. Cuando doblamos la cuadra dirigiéndonos al mercado, de una quinta (que hasta el día de hoy existe) salió una banda de payasos, por lo menos esa fue la primera impresión que tuve porque se notaba la mezcla de colores que tenían en la piel. Mi primera reacción fue lanzar los globos pero como siempre he sufrido de mala puntería uno le cayó a Julio y los demás a la pared, entonces era mejor correr porque sino no habría oportunidad de salir limpio de ahí. Lastima que Julio no tuvo esos mismos reflejos porque entre tres mujeres (Recién ahí me di cuenta que lo eran) lo agarraron bañándolo literalmente de tantas cubetas que tenían, él se perdía en esos mares de brazos que lo pintaban sin compasión. Pues como lo di por muerto a mi amigo decidí escapar para que no haya otro caído, además él me entendería por eso de la amistad y etc.

Tuve que darle la vuelta al mercado para llegar a la cuadra y cuando doblé para ir a casa observé que Julio (lo que quedaba de él) venia caminando señalándome. Yo me acerqué riéndome porque lastimosamente no podía hacer otra cosa, realmente era muy chistoso verlo de verde con azul y rojo y negro y colores que hasta pensé desconocidos, él me agarró del polo y me dijo: “Esto no se quedará así, Nos vengaremos!!!” Yo quise decirle que lo había dicho mal, que la verdad él era el único que se tenía que vengar, pero parece que lo pronunció bien ya que sacó dos baldes de agua y se dispuso a llenar globos y globos hasta que cada uno tenía una artillería digna de una venganza. Así que salimos caminando, él decidido y yo todavía pensando por qué lo había dicho en plural eso de vengarse. Cuando llegamos a la quinta esa, las vimos ahí conversando, eran un grupo de ocho chicas, algunas estaban de espaldas y otras distraídas, entonces los dos aprovechamos ese instante y comenzó el vuelo de los globos sobre ellas, en ese momento me sentía ganador y tenia la confianza de que éramos invencibles, pero para mi sorpresa atrás de nosotros aparecieron de la nada cuatro de ellas que eran las que tenían las pinturas, así que intentamos escapar pero nos cogieron de los polos y las que estaban dentro salieron con los baldes que habían llenado y entonces pensé que Julio debió haber dicho todo en singular y nunca en plural.

Cuando yo sentía que mi cabello era manchado y mi rostro era tapado por varias manos que me ensuciaban, intenté escapar y lo logré, corrí pero una de ellas me siguió, tanto así que se puso al frente mío impidiéndome seguir. Su rostro era una mascara de pintura y su polito con su short estaban de mil colores, se podría decir que no se veía nada de ella, pero lo supe desde el principio, era la niña mas linda del universo, estaba segurísimo de ello, se me vinieron a la mente muchas preguntas, se volvió a despertar eso que nació cuando besé por primera a una niña cuando tenia siete años, se me vino esta inquietud y esta tristeza por ser tan feliz, estaba confundido… Fue por eso que no me quedó otra que dejarme capturar, me pintó y me bañó mientras por dentro yo le agradecía a Julio por incluirme en su venganza.

Para que no se vaya yo me cogi de una cadenita que tenia y ella se sostuvo con fuerza de mi polo, le decía que si no me soltaba lo rompería y ella me decía que si no la soltaba ella rompería el polo, era uno de esos chantajes mas mentirosos que podían haber y eso lo sabíamos porque en esa tarde de febrero, un niño de catorce años se encontró con una niña de catorce también, entonces como nadie cedería y el anochecer se venia acercándose tanto que nos amenazaba con acabar todo de golpe, los dos decidimos que pase lo que pase ninguno de los dos se soltaría, entonces pasaron los minutos tan rápido que Julio ya estaba con las demás chicas sentado, conversando muy amenamente porque para ellos ya había acabado carnaval, pero para mí y para ella aun no. Quien soltaba perdería, entonces le dije que quería saber el nombre de mi victima y ella me dijo que se llamaba Marita, ella me dijo que quería saber el nombre de su victima también y yo le dije que era Ronald (aun no me llamaba andrés). Todos nos miraban gritando que era un empate y que nos fuéramos a sentar, pero nosotros sabíamos que ninguno lo haría.

Anocheció y ese día Julio sacó más teléfonos que los que tenía en toda su agenda, mientras mi victima-captora y yo seguíamos jugando en esa noche de febrero a que los dos habíamos ganado.

jueves, 8 de octubre de 2009

Ya ni miro el cielo cuando hace ruido



Lucia se lamenta conmigo porque no quiere irse de viaje, ella pretende que sus padres la dejen en paz y si es posible hasta los quiere mandar a la mierda con tal que la dejen vivir como ella quiere. Yo le digo que sea comprensiva, que a veces las cosas difíciles nos llevan a rumbos destinados. Pero Lucia no quiere oírme y hasta se molesta conmigo por esa asquerosa lógica que desprendo de mis labios.

Aunque a veces Lucia es una chica impulsiva, muy dentro tiene esa ternura que puede conmover a uno hasta el punto de querer abrazarla por horas. Ella odiaba los amaneceres y peor aun odiaba cuando unos pajaritos negros se posaban en su ventana en el instante en que ella se peinaba para irse a clases. Yo la había conocido de camino al trabajo dentro de un colectivo naranja y ella como me decía a veces me había conocido a mí en un martes mentiroso. Muchas veces al intercambiar datos nos dábamos con la sorpresa que nuestro encuentro estaba destinado aun antes de nacer. En aquel entonces ella estudiaba psicología en una universidad muy cara mientras yo me ganaba la vida en una oficina que me imponía una computadora y buena ortografía. Muchas veces a la hora del almuerzo caminaba por la avenida Pardo con un libro en la mano esquivando a las personas mientras diez minutos antes Lucia ya había cruzado ese mismo camino para irse a su casa.

Ella había tenido dos enamorados muy serios y con uno soñó casarse hasta que un día despertó y se dio cuenta que su vida no tenia nada de cuentos hadas y terminó con él diciéndole que la maldita culpa la tenia ella. Por mucho tiempo recorría el malecón pensado que algo estaba mal en su vida, que había una línea que se desprendía de su renglón y no sabia cómo detenerlo. Durante mucho tiempo se alejó de sus amistades y se pasaba horas escuchando a su hermana menor contarle sobre lo que significaba la palabra: “Separación”. Sus padres la querían mucho, aunque ese amor por separado a ella le causaba una nausea y un profundo rencor dentro suyo. Es por eso que una tarde decidió fumar y a la siguiente escuchar música a todo volumen.

En horas de clases ella era una alumna muy aplicada que daba cátedra sobre Piaget y Freud y podía describir lo que pasaba sólo con mirarte a los ojos. Fue por eso que cuando la conocí, ella supo que yo andaba muy zafado y peor aun me dijo que andaba loco por alguien, quizás un amor no correspondido o un amor en silencio. En ese momento casi la aplaudo pero en vez de eso por venganza le respondí que ella no andaba bien y que tras esa sonrisa y forma extrovertida de ser, ocultaba una gran desolación hasta el punto de poder llorar en cualquier momento. Ese día decidimos que era un empate y llegamos a la conclusión que deberíamos vernos todos los días.
Por las noches caminábamos por las calles miraflorinas conversando sobre el pasado y sobre lo triste que puede ser un verano cuando acaba. Lucia nunca me creyó que ya no quería a ese antiguo amor que ella había descubierto, tal vez porque ya me conocía lo suficiente para saber que el querer no tiene limite en uno y aunque yo estaba seguro que ella me quería completamente algo muy dentro mío estaba seguro que lo de nosotros no duraría por mucho tiempo.

Luego de unas semanas ella me dio la razón al contarme que sus padres venderían su casa y cada uno se iría a destinos diferentes y fue cuando pronunció “Buenos Aires” que sentí un vacío tremendo que lo único que quise fue buscar a mis amigos y tomar cuantas botellas de vino podían existir en una tienda. Luego de eso las peleas fueron tantas y no por su partida sino por mi calma que en mi rostro se pronunciaba y que ella detestaba al punto de abandonarme por una semana entera sin darme una pista ni nada y aunque mi orgullo no me dejó buscarla e hizo que llamara muchas veces a aquella chica que ella odiaba por ser mi pasado, yo igual la seguía extrañando como se extraña un momento de felicidad…

Luego el destino que tantas veces habíamos maldecido nos hizo juntarnos por aquella avenida Pardo a una hora en el que jamás habíamos pasado por allí. Luego de ese día no podíamos separarnos quizás porque ya había fecha en que su partida seria inevitable y porque muy dentro todo era tan injusto. Ya por aquel entonces nos quedábamos hasta muy tarde en mi oficina porque yo era el que tenía la llave y se volvió el único refugio para sentirnos nosotros mismos. Muchas veces ella lloró en ese sofá de las tantas caricias, muchas veces yo traté de quererla como se quiere un recuerdo bonito, pero el presente me aplastaba a tal punto que lo único que podía hacer era escribir durante horas y horas.

Lucia se marchó un dieciocho de marzo del 2004 en un avión que partió a las 23:45 del aeropuerto Jorge Chávez, ese día no paré de maldecir muchas cosas y aunque en mi garganta tenia una gran desazón, muy en el fondo me sentí un poco feliz, quizás es esa felicidad que se siente cuando descubrimos lo tan triste que podemos ser de un día para otro, y mientras esa soledad se imponía cubriéndome los ojos negros, supe que desde ese momento en adelante Lucia seria aquella chica terca que odiaba los pajaritos negros sobre su ventana…

jueves, 24 de septiembre de 2009

Hay veces que duele...



Ella lloró imaginando casas ajenas sobre cuadrados inmensos
Quiso detener el vínculo del aire como un reloj a cuerda con su
manecilla dorada mientras insultaba al espejo por seguirle con los ojos

Ella lloró cinco veces en una hora y él no lo comprendió
No comprendió el amor tan ingenuo que no supo detener
Y ella lo odió, lo odió porque él era su hombre y debieron ser juntos
un numero en la ecuación infinita de sus brazos
Tocar sus manos y descubrir sorpresas porque ella le pertenece,
aun tendida entre sillones oscuros, entre la alfombra gris que tranquilamente
le confirmaba que era un mar sobre sus cabellos oscuros.

Y ella lo recuerda cinco veces y lo detesta
Odia que sea mujer, que tenga senos y un sexo que no aprovechó con su hombre
Acaso él no creía en el amor de cara al sur?
Porque él es su hombre, el que debía pagar la cuenta y que siempre
la llevaba de la mano fingiendo no saber nada sobre su llanto

Pero ella no soportaba su aliento diminuto,
el cariño diáfano que le daba nauseas y lo hace simulando que solo ama
Mientras en su cuarto ella se toca levemente, se sonroja, gime despacio
y lo va odiando a él en fracciones insospechadas

Ella es mujer y lo repite como no creyéndolo, agita su figura,
se alimenta de la noche, porque no es verdad eso del eterno amor limpio
No es verdad el amor de figurita y siente que su piel quema,
se inunda con sus roces,detiene el aire frío de la ventana con su reflejo agitado

Ella es joven, muy joven para gritar sobre la soledad,
sobre aviones partiendo, sobre sillones que no le pertenecieron nunca.

Pero de pronto él un día antes le dice que la quiere mucho
Y Ella no lo soporta, no comprende su amor,
la ilusión de cuchillo sobre sus manos calientes,
quiere subir, estar con él muchas noches porque le pertenece

Pero él se detiene, mira el techo como suplicando “No te vayas”
pero no lo dice,se queda con las palabras en su mente y ella se siente fea,
se siente inmunda, “Mucho frío, por favor abrázame”.
Y él lo hace con mucha ternura porque ella casi ya no esta
y nunca será su mujer y ella mientras siente sus brazos lo odia en silencio intentando mantener su culpa hasta la muerte
Ella parte lejos y olvida números, correos,
olvida semanas muertas en un año que no figura en su bitácora ridícula

Llega a ser mujer en un hotel que fue su hogar, gime mil veces
y lo repite dos veces más como expiando culpas,
como agitando sus recuerdos en ese cuerpo ajeno que la aplasta

Y ve en su ventana que sigue siendo la misma y lo odia
Lo odia hasta que un día vuelve buscándolo y le señala su vientre.
No es tu hijo, no podría serlo, porque jamás fuiste hombre,
ni amor, ni cama, jamás me señalaste con caricias hasta suspirar
con los ojos cerrados.

Ella le señala muchas veces y poco a poco lo va perdonando,
mientras él en silencio piensa en vasos rotos en una pared de ladrillos
Y por fin los dos llegan a quererse

Y comprenden que nunca mas otra vez sillones oscuros sobre mares grises…

sábado, 12 de septiembre de 2009

15-18-12




Cuando por fin seas una palabra
Todo será como una quinta parte de lo que es ahora
Ya no habrá porqué pensar en días llenos de agua
Ni tratar de encontrar discos tirados a la basura

Es por eso que tú nunca sabrás que yo iba contigo a ninguna parte
Y que los órganos transitan por donde el amor es más que
una piedra sin color
Fueron en esos instantes que alcé tu manos hasta que seas la que se
despidiera de mí como una marioneta rosada que no es de madera
y ni siquiera de cartón pintado

Por eso me voy a donde es ese lejos, más allá del desierto con agua
con esos ojos agrandándose porque a la larga eso duele
Y describirte como un remolino castaño que abre la boca
para decirme palabras, adjetivos, símbolos… a e i o u…

Y yo contigo por los lugares de los demás.
Mientras mi pasado aplasta todo.
Como hormiguitas va muriendo mi alegría como un pie grande…
Y ahora que voy pensando todo esto…
Nunca fui lo que pensé en tu pecho,
nunca la oscuridad estuvo apenas de taparnos…
Y así creer que hemos vivido cubiertos de nuestra piel

Y yo ir pensando: “Maldito invierno que acaba”
Mirando todo como un cúmulo de nausea
Y escaparme con mucho vino, por un cáncer que me aprieta
la soledad como un dios oscuro y feo… y te aprieta ti…

Porque sino El Todo me dirá fantasmita mía… que no fuimos
cíclopes aullando, sino cíclopes que perdieron el único ojo
que les quedaba…
Y ya no mas Rayuela, ni mas canciones sobre cómo te ibas
de mí todos los días, siendo una tarde que decae en mi soledad
amarilla que sangra porque es la única oscuridad que pude
sacarle después de tanto…”Puta mare”
De tanta caminata sin sentido por el mismo parque de antes…

Y me siento triste… y es lo único que me aquieta a buscarte
Porque siempre seré el mismo infeliz que nunca pierde
porque nada arriesga… y dirás…”Maldito orgulloso”
Y yo diré…”Que hubo una tarde donde fui mas que un
segundo nombre y así creí ser feliz”


Tú te reirás de eso y yo reiré y sabremos que ni siquiera
los inviernos consuelan

Porque de nada sirven los recuerdos cuando eres un presente
que se escapó como un sueño torpe e inconcluso…

lunes, 31 de agosto de 2009

Siete veces uno



Soy un ser que escribe para esconderse
Una saliva con huesos y sal en la boca.

Que amó a una niña cuando corría escapándose de una puerta de madera
y que en alguna ocasión lanzó piedras sobre su ventana oscura.

Un ser que al atardecer se amargaba con todos
Que odiaba el mundo por su imagen y que solía
deletrear la palabra: “soledad” al revés

(Podía sostener una mano y así coger todas las cosas del universo)

Cuando todo era confusión delineaba túneles
por el pasto rosado de la ternura,embarrándolo de excremento
hasta desaparecer lo inhumano del mundo.

Cuántos ojalas de la boca,
cuánto pudor en su seco genital.

Y me digo que todo lo mío me pertenece ahora,
Y alejo el chorlito donde los demás se ensucian como ratas blancas.

Es verdad lo que escucho y me lo digo para callarme
Es mentira y jamás pude perder una palabra en la lengua.
Soy un insignificante insecto inmortal
Un caparazón con agujas para defenderme

Me digo: Esta bien…
y otra vez comienzo a escribir.

viernes, 21 de agosto de 2009

Recordando el amor al oeste (Cuento)



Carta 1

Querido Esteban:

Hoy abrí el buzón y me di con la sorpresa que había aterrizado una carta tuya, fue como uno de esos momentos en que una no sabe si llorar o ser feliz para siempre. Pero como tú sabes que no me gusta ser melodramática decidí controlar mi emoción e invitar a dicha carta que pasase a mi casa que alguna vez fue también tu casa, entonces toda la tarde vinieron a visitarme imágenes de un pasado tan feliz como triste, se posó en mí tu mano y a la vez sentí como si todo el dolor del mundo hubiese caído sobre mis canas.
No sé porqué te lo cuento, debe ser la edad o quizás es porque me he conformado con extrañarte para siempre. Pero mejor quito esa gotita que baja de mi mejilla y te digo que tu carta se ha vuelto más que una carta, se ha vuelto un puente donde puedo saber que sigues vivo, no es que haya creído que me habías dejado y te habías hundido en altamar, por el contrario, yo pienso que eres inmortal, sólo que a veces la distancia es una muerte más ingrata, y no es que te este reprochando nada, ya que sino ese reproche caería sobre mí y me dejaría como una de esas amargadas que se mueren alrededor de gatos.
Seguro te estarás riendo de mí, la verdad es que yo también lo estoy haciendo, no puedo evitar burlarme de mis sesenta años, así como tampoco puedo evitar calcular cada palabra para que no me quite algo que no quiero perder, pero yo sé que contigo nunca he podido ser parca, ni siquiera cuando éramos chiquillos, ni cuando vinieron esos años y esa distancia que hasta el día de hoy nos separa. Disculpa si otra vez parece que te estoy reprochando algo, disculpa si de nuevo caigo en esa debilidad de atacarte cuando yo años atrás no dije ni una palabra, debe ser que mi vejez no me permite ser practica, no deja que piense igual que cuando teníamos veinte años y mucho menos permite que cada día no aparezca ese arrepentimiento que se vuelve contra mí haciendo que quiera huir de todos. Pero no, no es justo que yo te escriba estas cosas, pero la verdad tampoco es justo que tú estés a kilómetros de distancia y yo este a espaldas tuya mirando hacia el oeste, cuando sé perfectamente que en el oeste no estas, pero eso no importa, no importa que mis hijos se hayan ido y que esta casa se agrande cada año, mientras yo veo que esa ventanita de la cocina se me achica o quizás soy yo que otra vez olvidé los lentes sobre la mesa de noche, no, aquí hace falta mas que pensar que no paso nada, que todo lo que hicimos fue lo más correcto, claro, éramos chiquillos. Qué son veinte años cuando sabemos que aun nos queda por lo menos tres veces esa edad, entonces para qué seguir juntos ahora, para qué soportarnos por mas amor que haya si sabemos que tarde o temprano estaremos juntos.
Entonces mi querido Esteban en verdad no comprendo con claridad esta distancia tan ancha, no comprendo por qué jamás volvimos a mirarnos, por qué en mi cajón solo hay cartas tuyas y no fotografías, tampoco tus lentes ni el anillo que debió ser de nuestro compromiso, en vez de eso sólo hay un jarabe para la tos, un relicario de un marido muerto y en mi rostro muchas ojeras de hijos que no son tuyos. No, definitivamente no comprendo nada, o es que acaso por cada año que pasa, el egoísmo se apodera de mí y hace que vea mejor las cosas, pero no, desde luego que no es un reproche, cómo reprochar algo que yo misma propuse, cómo reprochar haber tenido una vida alejada de tu vida, entonces esta carta es solamente un papel con unas letras que no dicen nada, es sólo un mensaje que el cartero lo dejará cuando le de la gana, porque hoy es trece de abril y yo recuerdo que este día hace cuarenta años era para nosotros TODO, pero hoy..., hoy..., hasta da pereza mencionar, pero hoy no es mas que un día en mi casa solitaria, pero este otoño vuelve hacia mí con fuerza, hace que tiemble sosteniéndome de los brazos. Ay Dios mío, mis canas son tan blancas, casi están transparentes, y tú querido anciano debes estar buscando una palabra diferente en esta hoja, pero ves? Quizás no debí responderte, quizás debí ser como esas mujeres que se quedan solas mirando desde su puerta las estaciones que se depositan en el patio, quizás ya no soy la misma que conociste, quizás...

Te quiero mucho en este instante y en el otro también

Clara

Carta 2

Mí siempre Clara:

Parto desde hoy día un agujero que viene a dar la vuelta por mi casa, por estas cuatro paredes semejantes a una cueva en medio de la isla, descubro quizás que tus palabras han cogido una lanza de cariño y me ha apuntado en el mero corazón, corazón…
Disculpa lo cursi de la palabra, debe ser que quizás también los años me han vuelto un sentimental que no se contiene al tropezar con la primavera y que intenta despejar de sus canas esa amargura por la vejez. Pero debo darte la razón mi querida Clara, cada palabra tuya ha sido como esas preguntas que me formulo hace cuarenta años, quizás algunos sicólogos dirán que somos unos infantiles o que un cariño nunca es eterno, por mas que la palabra eterno sigue figurando en el diccionario, pero aunque no lo creas yo tengo una respuesta para cada pregunta que me formulas, lo malo es que no tengo ya la misma convicción que tenia antes que llegara tu carta, con esto no pienses que hubiese preferido que no me llegase nada, simplemente que esta soledad que se nos tropieza desde hace años nos va dirigiendo por un camino de distancias que no se cruzaran..., perdón, que no se cruzan.

Es un poco difícil hablar teniendo todo un pasado en contra, creo que no hace falta explicarte eso, si tú más que nadie sabe perfectamente que la soledad tiene el mejor argumento del mundo, tiene eso que se nos pegó a nosotros por años, pero lo que aun no logramos aceptar es que los argumentos no significan nada en la realidad, porque esta realidad nos dice que estamos a kilómetros de distancia y aun más, nos repite que tenemos una familia que no nos pertenece, entonces a diferencia tuya, a mí me jode el alma que el amor haya funcionado tan bien en teoría y tan mal en esa realidad de la que te hablo, sí Clara porque míranos aquí escribiendo estas cartas mientras los recuerdos en mi caso me traen tu sonrisa al despertar en las mañanas teniendo mi camisa puesta, dejando un agujero en esta mente de aquella muchacha que amé desde la primera vez que la vi, entonces tú no me creías eso de que hay amores a primera vista, pero yo siempre estuve seguro de eso, entonces esos dos años nuestros me dieron la razón y tú Clara me lo diste cuando me dijiste: “Ahora es mejor un adiós mientras somos uno” No sabes lo que es escribir estas palabras y no lograr mantener firme la mano, pero entonces ese adiós se multiplica y como ves se nos multiplicó por cuarenta años, se nos multiplicó en medio de hijos y de personas a quienes quisimos mucho, pero eso de amor a primera vista en mí se acabo desde siempre y para siempre, se me fue eso de lo cursi de un cariño que volvimos eterno estando tan lejos. Pero entonces volviendo a tener un mejor argumento, nosotros tuvimos ese amor perfecto que no se nos muere con los años, tan fiel como creer en Dios y hasta la misma palabra felicidad logramos sacarle provecho, y ahora otra vez la realidad nos aplasta y ante la lógica fuimos los mas grandes estupidos del mundo, entonces tus palabras vuelven nuevamente: “Ahora es mejor un adiós mientras somos uno” y otra vez a mi mano le vuelve eso de no mantenerse firme.
Entonces lo mío no es un reproche, esta carta solamente tiene por intención seguir siendo fiel a ti, pero comprenderás que no tengo ya veinte años y creo que mucho no me queda para adelante, entonces puedes mirar el mar y yo observaré mas allá de estos edificios, quizás coincidamos y otra vez habremos ganado, no te alegra Clara? Acaso no fue para eso que dimos la vida el uno por el otro? Me alegra que me escribas, aunque no te miento que no sé parar esto de que los recuerdos te aplasten sin compasión y que uno no tiene ya mas cabello negro conque defenderse.
Espero noticias tuyas y desde ya observaré mi buzón con atención

También te quiero en este momento y en el que viene ni que decir…

Esteban.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Hasta la noche termina por agotarse...



Esa noche yo salí de su cuarto dándole un pequeño beso en la mejilla y cubriéndole su cuerpo con una manta color naranja que había caído al suelo. Ella me respondió con un gesto tierno poniendo sus labios de lado y despeinándose aun más su cabello color café. Su nombre es Sol y quisiera decirle lo inesperado y a la vez lo agradable que fue estar con ella en esa medianoche donde nos condujo el alcohol y mas aun quisiera decirle que por un momento me hizo olvidar el porqué llegue a esa ciudad tan lejana de la mía. Pero no había palabras suficientes a algo que fue un lindo impulso de dos personas que se encuentran por casualidad.

Yo me dirijo a mi cuarto que queda en el primer piso de aquella pensión barata que encontré cuando ya me iba desesperando por un techo donde pasar esos días. Aquella noche pude dormir tres horas y eso ya era todo un record para aquel año donde mis ojeras me amenazaban con ser eternas. Al día siguiente de ese encuentro con Sol, la alarma del celular me despertó violentamente y al abrir los ojos observé por mucho tiempo el techo de aquel pequeño cuarto donde mis papeles ya se encontraban regados en el piso, quería levantarme, salir de ahí pero por algún motivo desconocido permanecí mucho tiempo en esa posición, tenia la idea de que quizás alguien tocaría a mi puerta o que de pronto “Ella” aparecería para invitarme a que le enseñe la ciudad, pero era tan estupido eso porque para comenzar yo había llegado a ese sitio solo, además “Ella” aun estaba en Lima y eso era a casi un día de distancia y peor aun “Ella” no era una sola mujer, era un cúmulo de recuerdos ordenados por tristeza y memoria.
Cuando por fin pude levantarme de la cama observé la pequeña mesa que había a lado de la puerta, encima había un envase de jugo de naranja, una botella a medias de vino y muchos libros abiertos, a lado de mis zapatos estaba mi maletín con la poca ropa que tenia y en la pared algunos pantalones y camisas colgadas. No tenia algún plan para ese día, aunque la verdad no tenia ni un plan desde que había llegado, las cosas estaban resultando muy diferentes a las que había tenido en mente y ese día no era la excepción, así que lo mejor era quizás pasear por la plaza y luego tomar algún colectivo que me llevaría a algún paradero donde tomaría otro colectivo y así sucesivamente hasta llegar a alguna ruina y poder tomarme fotos o simplemente echarme muy cerca de ahí esperando que anochezca y volver nuevamente a mi cuarto donde quizás vería a Sol o simplemente me escondería como un cobarde. Así que sin dar más vueltas salí a caminar con mi morral colgado en el hombro donde llevaba un libro, un cuaderno, el jugo de naranja y muchos caramelos de limón. Con cada paso que daba sentía el aire limpio que se resbalaba por mi rostro, a pesar de que la altura no me había afectado yo sabia que no podía correr ya que me cansaría demasiado rápido, así que viendo mis posibilidades empecé una búsqueda de algo que ni yo sabia qué podía ser. Tomé muchas fotos a la plaza, a la iglesia y a esos callejones pequeños con pisos de piedras cuadradas, todo parecía como un laberinto donde en cada esquina te esperaba una calle diferente, observaba a las personas y todo era un contraste de lado a lado. Cuando andaba cerca de un mercado encontré a un señor de mediana edad que contaba una historia sobre “La bruja de la panza” Yo estaba muy curioso por el nombre así que le presté muchísima atención, mientras a mi lado otras personas también lo escuchaban entre sorprendidas y curiosas, cuando el señor terminó explicándonos que jamás tomemos ron con granadilla después de medianoche porque sino la bruja se metería en el cuerpo y haríamos todo tipo de locuras que nos harían arrepentir, a mí me dieron ganas de comer granadillas…

Al salir rumbo a Kenko (una ruina cerca del Qoricancha (Cusco) donde habían cuevas y parecía un parque inmenso) observaba el paisaje del camino, era todo tan diferente a Lima y eso ya le daba un toque a paz entre esos minutos que se dividían en un antes y un después, ahí nadie me conocía, no tenia que dar explicaciones sobre el por qué mis ojos son tan amenazantes, ni por qué no me comprometo con alguna chica, ni siquiera tenia que buscar esa respuesta matutina sobre el por qué no soy feliz. Al caminar por ese pasto húmedo, observando esos muros de piedras inmensas que formaban rostros de algunos animales, pensaba que ahora tendría oportunidad de hacer muchas cosas, de desvincularme del suicidio de mis manos por el lapicero, de deshojar cuanto papel se me cruzaba en el camino y de ordenar las ideas sobre lo trágico del segundo en la noche.
Cuando estaba por anochecer, volví a mi cuarto congelado por el frío que comenzaba siempre a las seis de la tarde, luego de dejar mis llaves en la mesa y de quitarme los zapatos, me lancé sobre la cama buscando algún abrigo y desaparecer por algunos segundos con los ojos bien cerrados. Luego de mucho tiempo me senté en la cama y prendí el celular, me llego mensajes de mi made, de algunos amigos y otra vez quise cerrar los ojos, pero antes me dirigí a la mesa y cogi la botella de vino y me puse a tomar muy tranquilamente mientras recitaba uno que otro verso a la pared, cuando estaba ya un poco ebrio, mire mi puerta y recordé a Sol, así que tomé el vino que faltaba en la botella y salí al patio a sentarme en una de sus bancas, luego de unos minutos y cuando el anochecer ya se había plantado completamente escucho que del segundo piso me llama un tipo, lo reconocí como uno de los invitados el día anterior en el cuarto de Sol y su compañera y me dice en su mal castellano que otra vez harán una jarana, yo le respondo que iría a comprar cigarrillos y que luego les daría el alcance, así que me dirigí sin rumbo hacia alguna tienda, quizás era mi ebriedad que hacia que me desvié por calles tan pequeñas que me daban risas sus paredes, cuando por fin encontré una pequeña tienda y compré una cajetilla de lucky light y unos halls, le pregunto a la vendedora si tenia alguna botella de ron, ella me da a elegir una colección envidiable y yo elijo una marca que conocía bien ya que era el único que había tomado con mis amigos. Al salir de ahí termino de recordar sobre la historia del viejo en la mañana y desesperado me dirijo al mercado con la esperanza de encontrar algún puesto abierto, al llegar ahí y ver todo desierto y prácticamente vacío me acerco a una de las puertas de aquel pequeño coliseo donde funciona el mercado y llamo al vigilante y le pido que por favor me consiga unas granadillas, el tipo me mira con mala cara pero cuando le ofrezco un cigarrillo se mata de la risa y se dirige a un pequeño puesto donde pierde su mano y saca un par de granadillas y una manzana, me dice que me quede con la manzana y que me vaya rápido de aquí ya que tampoco es muy seguro a esta hora, entonces salgo raudamente a la pensión y al llegar ahí, entro al cuarto de Sol con mi bolsa de granadilla y ron, ni bien me abren la puerta escucho una canción criolla que tocaban con cajones y guitarras, los extranjeros solo alzaban las manos y los que tocaban eran autóctonos de ahí. cuando encuentro con la mirada a Sol me acerco a ella y le doy la bolsa y le cuento sobre la historia, ella se ríe y se lo cuenta en ingles a su amiga y así sucesivamente hasta que todos se enteran y quieren tomar eso, luego de eso recuerdo que había un problema, no hay alguna licuadora para moler las granadillas, pero eso no detiene a Sol que coge un taper echando la granadilla y luego con una botella vacía empieza a golpear el contenido, yo me río y me acerco a decirles a los demas que las canciones se tienen que cantar muy tristemente porque sino no sirve de nada, ahí todos cantan, y algunos con sus parejas se pierden por los rincones de la casa. Tiempo después Sol sirve el trago y realmente tenia mal sabor, pero aun así todos los bebimos con gusto hasta que pasó el tiempo y la mayoría se marcharon, algunos a una disco, otros a sus habitaciones mientras la compañera de cuarto de Sol se acostó en su cama con su pareja y entonces decidimos con Sol que mejor salíamos de ahí con la jarra de ron, luego de muchos minutos, la besé sin permiso y justo en el instante en que Sol me preguntaba algo personal la volví a besar porque a mi no me importó su pregunta, como no me importó que no la quisiese y que a pesar de eso le sujetaba de las manos como queriendo que sea algo que nunca seria. Así que nos fuimos a mi cuarto y ahí ella intentó preguntar y contarme mas cosas pero yo la detuve nuevamente con un beso diciendo que solo la necesitaba, ella se río diciéndome: niño….

Aquella fue la penúltima vez que estuve con Sol o quizás fue la última si descuento el último día en que me despedí apurado tontamente. Lo único bueno de ese día es que la bruja de la panza tuvo toda la razón y pude ser un loco mas que terminó de joderse el alma por una española que solo quería contarme sobre su vida y tener un poco de cariño y pasarse su verano feliz aunque sea con un niño estupido que no sabia que tan tonto podía ser…